Ofrecemos nuestra traducción de La Buhardilla del bellísimo testimonio de un obispo italiano, Mons. Luigi Negri, que decidió enviar una carta al Santo Padre Benedicto XVI ante los violentos ataques de los que el Pontífice está siendo objeto en estos días, recorriendo, de este modo, su propio ”vía crucis”.
Santidad,
La mentira y la violencia diabólica se abalanzan, cada día, sobre su Sagrada Persona.
Usted vive frente a toda la Iglesia una singularísima participación en la Pasión del Señor Jesucristo.
Frente a la Iglesia y al mundo, usted está recorriendo la “vía dolorosa”. Siéntanos junto a usted, con un afecto infinito y con la voluntad de confortar, en lo que podamos, este dolor suyo. En su dolor, Santidad, vibra ya todo el poder de Dios que, en este dolor y por este dolor, vence hoy el mal del mundo.
Un grandísimo y común amigo, el Presidente Marcello Pera, me escribió en estos días: cómo es posible que mil millones de cristianos asistan en silencio e impotentes al intento de destruir al Papa, sin darse cuenta de que, después de esto, no habrá más salvación para nadie.
Santidad, es necesario que todos nosotros trabajemos, bajo usted, en una gran reforma de la inteligencia y del corazón de la Iglesia, fundada en la adhesión incondicional a su Magisterio.
Sólo esto puede profundizar el sentido de nuestra dignidad, frente a nosotros mismos y al mundo, y de la inderogable tarea de la misión, que se nos ha conferido por nuestro bautismo.
Demasiadas malas teologías, demasiadas exégesis vacías, muchas veces en explícito desacuerdo con su Magisterio, envilecen hoy la cultura de la Iglesia.
A esta gran reforma de la inteligencia y del corazón de la Iglesia seguirá necesariamente una verdadera reforma moral, premisa de un nuevo florecimiento de santidad. Y así reflorecerá la misión de la Iglesia en este mundo, fuerte, alegre y sacrificada. En los momentos más graves de su historia, la Iglesia siempre experimentó todo esto. Hoy, como entonces, acogeremos la gracia de este sufrimiento para vivir también más profundamente nuestras responsabilidades.
Santidad, usted conoce nuestros corazones, sabe que nos uniremos en un abrazo a su persona, prontos a morir por usted y por la Iglesia.
Santidad, perdone nuestro atrevimiento y bendíganos.
27 de marzo de 2010
Mons. Luigi Negri
Obispo de San Marino-Montefeltro
Fuente: Il blog degli amici di Papa Ratzinger
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo