sábado, 31 de outubro de 2009

Especulaciones sobre anglocatólicos: clarificación de la Oficina de Prensa de la Santa Sede



Clarificación del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el P. Federico Lombardi sobre las especulaciones acerca del asunto del celibato en la anunciada constitución apostólica sobre los ordinariatos personales para los anglicanos que ingresan en la comunión plena con la Iglesia Católica.

Ha habido una extendida especulación, basada en observaciones supuestamente informadas del corresponsal italiano Andrea Tornielli, respecto a que el retraso en la publicación de la Constitución Apostólica sobre los Ordinariatos Personales para la entrada de los anglicanos a la plena comunión con la Iglesia Católica, anunciada el 20 de octubre de 2009 por el cardenal William Joseph Levada, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se debe a algo más que a "razones técnicas". De acuerdo con esta especulación, existiría una cuestión sustancial en la raíz del retraso, dígase, un desacuerdo sobre si el celibato será la norma para los futuros clérigos de la Provisión.

El Cardenal Levada ofreció los siguientes comentarios acerca de esta especulación: “Si se me hubiera preguntado, con gusto habría clarificado cualquier duda sobre mis palabras en la conferencia de prensa. Tal especulación no tiene sustancia. Nadie en el Vaticano me ha mencionado tal cuestión. El retraso es puramente técnico, en el sentido de asegurar consistencia en el lenguaje canónico y las referencias. Las cuestiones de traducción son secundarias; la decisión de no retrasar la publicación para esperar que sea publicado el texto ‘oficial’ en latín en las Acta Apostolicae Sedis fue tomada hace un tiempo”.

Los borradores preparados por el grupo de trabajo y presentados para el estudio y la aprobación a través del proceso acostumbrado seguido por la Congregación, han incluido todos ellos la siguiente afirmación, que actualmente está en el artículo VI de la Constitución:

§1 Aquellos que ejercieron el ministerio como diáconos, presbíteros u obispos, y que cumplen con los requisitos establecidos por el derecho canónico y no están impedidos por irregularidades u otros impedimentos, pueden ser aceptados por el Ordinario como candidatos para las Sagradas Órdenes en la Iglesia Católica. En el caso de los ministros casados, se han de observar las normas establecidas en la Carta Encíclica del Papa Pablo VI “Sacerdotalis Coelibatus”, n. 42, y en la Declaración “In June”. Los ministros no casados deben atenerse a la norma del celibato clerical del CIC can. 277 §1.

§2 El Ordinario, en plena observancia de la disciplina del celibato clerical en la Iglesia latina, por regla general (pro regula) admitirá sólo a hombres célibes al orden del presbiterado. Puede también pedir al Romano Pontífice, como una derogación del can 277, §1 la admisión de hombres casados a la orden del presbiterado, caso por caso, según los criterios objetivos aprobados por la Santa Sede.

Este artículo se ha de entender como consistente con la actual práctica de la Iglesia, según la cual ex ministros anglicanos casados pueden ser admitidos al ministerio sacerdotal en la Iglesia Católica sobre una base de caso por caso.

En cuanto a los futuros seminaristas, fue considerado como puramente especulativo si habría algunos casos en los que podría pedirse una dispensa de la regla del celibato. Por esta razón, se han de desarrollar criterios objetivos juntamente entre el ordinariato personal y la Conferencia Episcopal – presentados para la aprobación de la Santa Sede – acerca de tales posibilidades (por ejemplo, seminaristas casados que ya están en formación)

El Cardenal Levada dijo que anticipa que el trabajo técnico sobre la Constitución y las Normas estará completado para fin de la primera semana de noviembre.

Fuente: Boletín de la Santa Sede
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

Ladainha de Todos os Santos - Litaniae omnium sanctorum



Texto Latino

Festa de Todos os Santos


quarta-feira, 28 de outubro de 2009

Hacer que los anglicanos se sientan como en casa en la Iglesia Católica


Entrevista con monseñor Stetson, experto en el diálogo con la Comunión Anglicana Tradicional

HOUSTON, martes 27 de octubre de, 2009 (ZENIT.org).- La semana pasada sorprendía la noticia de que Benedicto XVI permitirá a grupos de anglicanos que desean entrar en plena comunión con la Iglesia Católica, el hacerlo a través de Ordinariatos personales, preservando al mismo tiempo elementos de la tradición espiritual y litúrgica anglicana.

La provisión de Ordinariatos es la respuesta del Vaticano a los anglicanos que han expresado deseos de convertirse en católicos. Se estima que entre 20 y 30 obispos anglicanos han hecho una petición similar.

Hasta ahora existía una Provisión Pastoral, emanada por Juan Pablo II en 1980, pero que sólo contemplaba los casos individuales de sacerdotes episcopalianos que deseaban abrazar el catolicismo.

Para entender cómo funcionan los Ordinariatos personales y la importancia de esta iniciativa, ZENIT ha entrevistado a monseñor William Stetson, un sacerdote del Opus Dei y secretario del Delegado Eclesiástico de la Congregación para la Doctrina de la Fe para la Provisión Pastoral de ex sacerdotes episcopalianos (el término episcopaliano suele usarse para designar a los miembros de la Comunión Anglicana en Estados Unidos y en Escocia, n.d.t.).

Monseñor Stetson mantiene una Oficina de Provisión Pastoral en la parroquia de Nuestra Señora de Walsingham, una congregación de tradición anglicana en la archidiócesis de Galveston-Houston.

-¿Qué es un Ordinariato personal? ¿Existe en algún otro lugar en la Iglesia?

Monseñor Stetson: Un ordinariato es una estructura jurisdiccional compuesta por un prelado con jurisdicción ordinaria, su propio clero incardinado que le asiste en su trabajo pastoral, y los fieles laicos a los que pastorea.

Existe un ordinariato militar en muchos países, que tiene la responsabilidad del cuidado pastoral, de quienes sirven en los Ejércitos y sus familias. En los Estados Unidos se llama Archidiócesis para los Servicios Militares (Archdiocese for the Military Services). Que yo sepa no existen otros Ordinariatos.

-¿Cuál es la diferencia fundamental entre la Provisión Pastoral de 1980 y la nueva constitución apostólica?

Monseñor Stetson: La Provisión Pastoral no tenía contenido canónico y no contemplaba el ejercicio del poder de gobierno. La nueva constitución apostólica establecerá normas canónicas al más alto nivel para proveer la creación de nuevas estructuras canónicas llamadas “ordinariatos” en naciones individuales. En conformidad con las normas generales, cada ordinariato tendrá el poder de gobierno (jurisdicción) sobre un determinado tipo de personas y asuntos.

-¿Qué sucederá con las parroquias católicas de tradición anglicana (Anglican Use parishes) que han estado operando durante años?

Monseñor Stetson: Hasta este momento las llamadas parroquias de tradición anglicana en Estados Unidos son parroquias personales de la diócesis donde están presentes, que mantienen elementos de la tradición anglicana, especialmente la liturgia.

No hay relación canónica entre ellas o con el Delegado Eclesiástico de la Provisión Pastoral.

Presumiblemente, si se establece un ordinariato en los Estados Unidos, las parroquias pasarían a ser jurisdicción del nuevo ordinariato y quedarían bajo la jurisdicción del prelado del ordinariato.

Las futuras parroquias y comunidades de culto podrían ser establecidas por el ordinario del ordinariato a petición de grupos de fieles anglicanos con un sacerdote tras consultar al obispo diocesano del lugar donde se encuentran.

- ¿Cuál es el motivo de establecer estos ordinariatos personales? ¿Por qué la Provisión Pastoral no era suficiente?

Monseñor Stetson: La Provisión Pastoral es un mero proceso administrativo para preparar a los antiguos sacerdotes episcopalianos casados para ser ordenados como sacerdotes católicos a petición de los obispos diocesanos. El nuevo ordinariato proveerá una estructura canónica similar a una diócesis para el cuidado pastoral de los fieles laicos que se proceden de la Iglesia episcopaliana.

-Esta estructura canónica parece responder directamente a una petición realizada hace dos años por la Comunión Anglicana Tradicional, que tiene alrededor de 400.000 miembros en todo el mundo. ¿Cree que muchos de estos miembros entrará en comunión con la Iglesia católica a través del ordinariato personal?

Monseñor Stetson: La Comunión Anglicana Tradicional es en realidad una confederación de autodenominadas diócesis presentes en muchos países diferentes; está formada por sacerdotes, fieles laicos y obispos. La Comunión Anglicana Tradicional como tal nunca ha formado parte de la Comunión Anglicana bajo la autoridad del arzobispo de Canterbury.

Lo que suceda con las diócesis en los países concretos dependerá de las decisiones tomadas por la jerarquía católica en los respectivos países con la Congregación para la Doctrina de la Fe. Su número es mayor en África y Asia.

-¿Cómo será el proceso para los anglicanos, especialmente sacerdotes y obispos, que entren en la Iglesia a través del ordinariato?

Monseñor Stetson: La Constitución Apostólica que permitirá la creación de ordinariatos en cada país aún no se ha presentado. Por esta razón no conocemos la naturaleza del proceso. Anticiparía que será similar al usado en los últimos 27 años por la Provisión Pastoral aquí en Estados Unidos, y su homóloga en Inglaterra (la cual, con todo, no había provisto de parroquias y liturgia, como en Estados Unidos).

- El anuncio vaticano contempla la posibilidad de que un ordinariato católico tenga seminaristas, que se prepararían junto con los seminaristas católicos, “aunque el ordinariato establecería una casa de formación dirigida a las necesidades particulares de formación en el patrimonio anglicano”. ¿Esto incluiría la posibilidad de matrimonio para estos seminaristas anglicanos?

Monseñor Stetson: Los puntos específicos de esta cuestión aún no se han dado a conocer. Al menos supongo que los seminaristas tendría que estar a la vez casados y estudiar en un seminario anglicano en el momento que trataran de entrar en plena comunión, y luego continuar estudiando para el sacerdocio en un seminario católico. Ellos tendrían que recibir la dispensa de la norma del celibato, estudiando la Santa Sede caso por caso. Los futuros seminaristas tendrían que ser célibes.

-¿Qué otras tradiciones mantendrían los anglicanos al entrar en la Iglesia católica por la vía del ordinariato personal?

Monseñor Stetson: Las parroquias pequeñas, que permiten una mayor cohesión. Una rica tradición de expresión litúrgica (lenguaje, música, vestimentas, espacio, etc) en inglés, que data del siglo XVI. Esto también incluiría una gran tradición de la utilización de la Sagrada Escritura en la predicación, el amor a los Padres de la Iglesia y una expresión teológica más allá de la escolástica católica romana.

-¿Por qué el Vaticano puede ofrecer esta concesión sólo a los anglicanos, y no a los luteranos, presbiterianos, etc. que quisieran entrar en la Iglesia?


Monseñor Stetson: Los anglicanos han disfrutado siempre de un lugar especial en la actitud católica hacia la ruptura de la unidad de los cristianos en Occidente después del siglo XVI. La Iglesia de Inglaterra intentó mantener muchos elementos de la Iglesia Católica y, al mismo tiempo ser protestante. La Iglesia de Inglaterra mantuvo una mayor unidad dentro de sí misma y por lo tanto podía tratarse como una entidad única en las conversaciones con Roma.

-Se ha hablado de que esta medida afectará negativamente al diálogo anglicano-católico, es decir, al Consejo Internacional Anglicano-Católico (ARCIC)? ¿Es esto cierto?

Monseñor Stetson: Aparentemente no, de acuerdo con las manifestaciones de las autoridades católicas y anglicanas en Inglaterra y en otros países que están implicadas en el diálogo ecuménico. Solo el tiempo lo dirá.

- ¿Por qué es una buena noticia para los anglicanos que buscan la plena comunión con la Iglesia Católica?

Monseñor Stetson: Los anglicanos que entran en la comunión plena encontrarán un hogar espiritual familiar en en la Iglesia Católica a través de las parroquias personales que el prelado de la ordinariato será capaz de establecer con los sacerdotes y el personal especialmente preparado, que también provendrán de la tradición anglicana.

Fuente: Zenit

terça-feira, 27 de outubro de 2009

Entrevista al Prefecto de la Congregación para el Culto y la Disciplina de los Sacramentos


El valor de lo sagrado en la Iglesia. Con este sugerente título el cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, inauguró el pasado 15 de octubre el curso 2009-2010 de la asociación Fe y Cultura. La presencia destacada del purpurado valenciano en Barcelona coincide, además, con la celebración gozosa del 30 aniversario de la entidad, dirigida actualmente por Mn. Rafael Méndez, párroco de la Virgen de los Ángeles, y apoyada desde sus orígenes por el cardenal Ricard M. Carles.

- Pronto se cumplirá un año de su nombramiento por parte del Papa como prefecto de la Congregación para el Culto Divino... ¿qué valora­ción hace de su estreno en la Curia vaticana?

- Yo no soy quien tiene que hacer valoración de mi gestión. Lo único que tengo que decir es que es un tiempo muy importante para todos, se está trabajan­do intensamente, se ha atendido una asamblea plenaria de la congregación, se ha llegado a unas propuestas que el Santo Padre aprobó y que constituyen el plan de nuestro trabajo. El gran objetivo es reavivar el espíritu de la liturgia en todo el mundo.

- ¿Cuáles han sido los asuntos más urgentes que ha tenido que atender?

- Asuntos urgentes hay todas las mañanas, referentes a excesos y errores que se cometen en la liturgia, pero so­bre todo, el asunto más urgente, que es apremiante en todo el mundo, es que se recupere de verdad el sentido de la liturgia. No se trata de cambiar rúbricas o introducir nuevas cosas, sino que de lo que se trata, sencillamente, es que se viva la liturgia y esté en el centro de la vida de la Iglesia. La Iglesia no puede ser sin la liturgia, porque la Iglesia es para la liturgia, es decir, para la alabanza, para la acción de gracias, para ofrecer el sacrificio al Señor, para la adoración... Esto es lo fundamental, y sin esto no hay Iglesia. Es más, sin esto no hay humanidad. Por eso es una tarea sumamente urgente y apremiante.

- ¿Cómo se recupera el sentido de la liturgia?

- En estos momentos, trabajamos de una manera muy silenciosa en toda una serie de temas que tienen que ver con proyectos de formación. Es la necesidad prioritaria que se tiene: una buena y verdadera formación litúrgica. El tema de la formación litúrgica es capital por­que realmente no se cuenta con una formación suficiente. La gente cree que la liturgia es una cuestión de formas o de realidades exteriores, y lo que realmente nos hace falta es recuperar el sentido de la adoración, es decir, el sentido de Dios como Dios. Este sentido de Dios sólo se podrá recuperar con la liturgia. Por eso el Papa tiene tantísimo interés en acentuar la prioridad de la liturgia en la vida de la Iglesia. Cuando se vive el espíritu de la liturgia, se entra en el espíritu de la adoración, se entra en el reconocimiento de Dios, se entra en comunión con Él, y esto es lo que transforma al hombre y lo convierte en un hombre nuevo. La liturgia mira siempre a Dios, no a la comunidad; no es la comunidad la que hace la liturgia, sino que es Dios quien la hace. Es Él quien sale a nuestro encuentro y nos ofrece participar en su vida, en su misericordia en su perdón... Cuando se viva la liturgia de verdad y Dios esté verdaderamente en el centro de ella, cambiará todo.

- ¿Tan alejados estamos hoy del sentido verdadero del misterio?

- Sí, actualmente hay una secularización y un laicismo muy grandes, se ha perdido el sentido del misterio y de lo sagrado, no se vive con el espíritu verdaderamente de adorar a Dios y de dejar a Dios que sea Dios. Por eso se cree que hay que estar cambiando constantemente cosas en la liturgia, hacer innovaciones y que sea muy creativo todo. No es ésta la necesidad de la liturgia, sino que sea realmente adoración, es decir, reconocimiento de Aquél que nos trasciende y que nos ofrece la salvación. El misterio de Dios, que es misterio insondable de su amor, no es una nebulosa, sino que es Alguien que sale a nuestro encuentro. Hay que recuperar al hombre que adora. Hay que recuperar el sentido del misterio. Hay que recuperar lo que nunca deberíamos haber perdido. El mayor mal que se está haciendo al hombre es querer eliminar de su vida la trascendencia y la dimen­sión del misterio. Las consecuencias las estamos viviendo hoy en todas las esferas de la vida. Son la tendencia a sustituir la verdad por la opinión, la confianza por la inquietud, el fin por los medios... Por eso es tan importante defender al hombre de todas las ideologías que lo debilitan en su triple relación con el mundo, con los demás y con Dios. Nunca antes se había hablado tanto de libertad, y nunca antes ha habido más esclavitudes.

- Después de tantos años de docencia y de ministerio episcopal, ¿cómo ha vivido la llamada a servir en la Curia vaticana como «ministro del Papa»?


- Yo lo asumo con mucho gozo, por­que significa cumplir la voluntad de Dios. Cuando se cumple la voluntad de Dios uno está muy contento, aunque he de confesar que yo no esperaba algo así. Al mismo tiempo, el hecho de trabajar junto al Papa me permite vivir intensamente el misterio de comunión. Me siento muy unido a él, feliz de ayudarle en todo lo que él realmente está pidiendo. Como es sabido, una de sus preocupaciones principales es la preocupación por la liturgia.

- ¿Echa de menos la acción pastoral?

- Siempre se echa muy de menos, por­que es algo que uno lleva muy adentro, sobre todo después de llevar a cabo una intensa actividad pastoral, como la que yo tuve que llevar en Ávila, Granada y Toledo. Pero también hay que decir que lo que ahora estoy haciendo tiene mu­cho sentido eclesial y lo que importa es realmente vivir el servicio a la Iglesia allí donde uno esté. Porque allí donde uno esté, sirviendo a la Iglesia, se encuentra con todos.

- Una curiosidad, ¿le siguen llamando el pequeño Ratzinger?

- Pues sí, todavía hay gente que me llama así, pero no merezco tal apelativo. ¡Ojalá fuese un teólogo que se pareciera más al papa Benedicto XVI!

- Desde esa atalaya privilegiada que es Roma, ¿cuáles son los principales motivos de esperanza que usted observa en medio de esta Europa cada vez más secularizada y alejada de Dios?

- El gran motivo de esperanza es el mismo Papa y lo que él está constantemente diciendo. Este Papa está llevando a cabo un ministerio de Pedro tal y como Jesús se lo encomendó a Pedro. Su principal misión es confirmar en la fe a los hermanos y lo está haciendo todos los días. Todos los días nos habla de algo que es clave, el fundamento y el futuro de todo, como es la afirmación, el reconocimiento y la adoración de Dios. Si no situamos a Dios en el centro de la vida del hombre, no hay futuro para la humanidad. Es lo que el Papa ha llamado ante los jóvenes, nada menos, «la revolución de Dios». ¡Hagamos la revolución de Dios! Por eso, para mí, el Papa, y todo su magisterio, es un gran signo de esperanza.

- ¿Sigue desde el Vaticano los temas de actualidad, sobre todo lo que acontece en España?


- Estando en Roma no puedo dejar de estar en España. Sigo diariamente la actualidad, me siento muy vinculado a mi país. No me olvidó de mi patria, ni de mis realidades, ni de mis preocupaciones, que son también las de mis compatriotas.

- Supongo que habrá seguido con atención lo referente a la mani­festación del pasado 17 de octubre en contra de la reforma de ley del aborto...

- Cuando hay una manifestación pública tan multitudinaria como ha sido ésta quiere decir que las cosas no van bien, y aquí hay algo que no va nada bien, que es el hecho de que no hay un respeto a la vida. No se respeta la vida, no se defiende, y la vida es el primer derecho, es el derecho fundamental sobre el que se asientan todos los demás derechos. La vida es la dignidad de la persona humana y cuando no se respeta la dignidad de la persona humana no se respetan otras cosas. Lo que está en juego aquí es el hombre. Si hay legislaciones, si hay una mentalidad que va en contra del hombre, eso indica, y así lo pone de relieve esta muestra pública, que necesitamos reconsiderar las cosas. ¡Necesitamos apostar por el hombre! Por eso creo que más que una manifestación «en contra de», se trata de una apuesta en favor del hombre, una apuesta por la vida y la dignidad de la persona humana, por la verdadera libertad y la grandeza de la mujer y la maternidad. Mi mensaje para todos es que digamos sí al hombre, sí a la vida, y para ello, tenemos el máximo «sí» al hombre y a la vida que es el amor de Dios, que ama con pasión al hombre hasta el punto de entregar su propia vida en Jesucristo por todos nosotros. ¡Ésta es nuestra gran esperanza y éste es el gran futuro para el hombre!

segunda-feira, 26 de outubro de 2009

Nota da Pontifícia Comissão "Ecclesia Dei"


Na segunda-feira, 26 de outubro, ocorreu no Palácio do Santo Ofício, sede da Congregação para a Doutrina da Fé e da Pontifícia Comissão Ecclesia dei, o primeiro encontro da Comissão de estudo, formada por peritos da mesma Comissão e da Fraternidade Sacerdotal S. Pio X, com o objetivo de examinar as dificuldades doutrinais que ainda subsistem entre a Fraternidade e a Sé Apostólica.

Num clima cordial, respeitoso e construtivo foram evidenciadas as principais questões de caráter doutrinal que serão tratadas e discutidas no curso dos colóquios que prosseguirão nos próximos meses, provavelmente a cada dois meses. Em particular, serão examinadas as questões relativas ao conceito de Tradição doutrinal católica, ao Missal de Paulo VI, à interpretação do Concílio Vaticano II em continuidade com a Tradição doutrinal católica, aos temas da unidade da Igreja e dos princípios católicos do ecumenismo, da relação entre o Cristianismo e as religiões não-cristãs e da liberdade religiosa. No curso do encontro foi também definido o método e a organização do trabalho.

Fonte: Santa Sé
Tradução: Oblatus

domingo, 25 de outubro de 2009

Primaz da TAC (Traditional Anglican Communion) dá alguns detalhes sobre os ordinariatos e a liturgia da nova estrutura


O primaz da TAC, “arcebispo” John Hepworth, concedeu uma entrevista ao The Australian em que responde a algumas questões colocadas por OBLATVS e confirma algumas opiniões aqui emitidas.

Sobre o celibato do clero e os atuais bispos anglicanos:

“Os bispos na nova estrutura anglicana serão celibatários. Assim o é em razão do respeito à tradição do cristianismo no Oriente e no Ocidente. Mas os padres que vierem do anglicanismo poderão servir como padres na nova estrutura, casados ou não, após satisfazerem certas exigências. O elemento verdadeiramente radical é que homens casados poderão ser ordenados padres na nova estrutura anglicana indefinidamente no futuro. Foi-nos antecipado que os bispos anglicanos que forem casados quando se unirem à nova estrutura poderão servir como ordinários (como sacerdotes), exercendo algumas das responsabilidades dos bispos.”

“Permiti-lo [o clero casado] não é de forma alguma um desafio à regra do celibato, mas é permitir que floresça a visão de uma família no coração da paróquia numa época em que a família está sob grande pressão. Por outro lado, os anglo-católicos terão de fazer uma releitura do valor da vocação celibatária. A TAC já tem um grande número de bispos celibatários e comunidades celibatárias de padres e freiras, assim talvez a lição já esteja sendo aprendida”

Sobre a liturgia:

“Um grupo internacional está trabalhando neste momento sobre os livros litúrgicos para a nova estrutura anglicana. Antecipo que é algo que combina aspectos do culto anterior à Reforma Inglesa, a gloriosa língua litúrgica do período da Reforma e o entendimento contemporâneo do modo como os cristãos devam se aproximar de Deus, é o que eventualmente será aprovado.”


Tradução: Oblatus

sábado, 24 de outubro de 2009

sexta-feira, 23 de outubro de 2009

Mons. Pozzo : “El Motu Proprio está dirigido a todos los fieles católicos que desean la forma extraordinaria de la liturgia romana”


Presentamos la traducción de La Buhardilla de una breve pero interesante entrevista a Monseñor Guido Pozzo, Secretario de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei.

Monseñor, una interpretación restrictiva ampliamente difundida del Motu Proprio [Summorum Pontificum] sostiene que la provisión papal se dirige primariamente, si no exclusivamente, a aquellos grupos e institutos que ya estaban adheridos a la forma tradicional, y que, por contraste, no busca en ningún modo promover la forma extraordinaria. A esto ya ha respondido el Cardenal Castrillón Hoyos, diciendo en Londres, en junio del 2008, que al Papa le gustaría tener el “Rito Gregoriano” en todas las parroquias. ¿Cuál es su opinión?

El Motu Proprio está dirigido a todos los fieles católicos que desean la forma extraordinaria de la liturgia romana, no sólo a aquellos que, previo a su promulgación, estaban adherido a la antigua forma del rito romano. Por cierto que busca dar cabida a estos últimos y sanar viejas heridas, pero el propósito del documento es también permitir la difusión de la forma extraordinaria, para el beneficio de aquellos que aún no la conocen (por ser demasiado jóvenes como para haber tenido experiencia de ella), o de aquellos que redescubren con gozo la Misa de su juventud. Una cada vez mayor difusión de este tesoro litúrgico, patrimonio de la Iglesia, puede traer muchos beneficios, espirituales y vocacionales, también a través del mutuo enriquecimiento entre ambas formas del rito romano.

La Carta del Papa que acompaña al Motu Proprio se refiere a un período de tres años, luego del cual se recogerán informes de los obispos, para evaluar la situación. ¿Esto podría significar, como algunos sostienen, que la liberalización del antiguo Misal estipulada por el Motu Proprio ha de ser comprendida como ad experimentum, o que al menos al fin de esta evaluación puede haber restricciones acerca de la forma extraordinaria, tales como, por ejemplo, el retorno a un régimen similar al de los indultos de 1984 o 1988?

El período de tres años se refiere simplemente a un balance de los primeros tres años de aplicación. Si se descubre que existen dificultades serias, se encontrarán los remedios apropiados, siempre teniendo en mente el propósito esencial del Motu Proprio.

Se ha informado de obstáculos de muchas partes en la implementación del Motu Proprio . Nosotros también los hemos experimentado... ¿Qué es lo que debería hacer un grupo de laicos que se encuentran en tales situaciones de dificultad para obtener una Misa semanal en la forma extraordinaria? ¿Y de qué forma puede intervenir la Comisión Ecclesia Dei?

La respuesta está ya escrita en el Motu Proprio: pedirlo al párroco y, posiblemente, buscar un sacerdote que está listo. Si esto se demuestra imposible, es necesario acudir al obispo propio, a quién se le pide que busque una solución apropiada. Si incluso de esta forma no se obtiene la satisfacción del pedido, escribir a la Comisión Ecclesia Dei que, no obstante, trata con los obispos, quienes son naturalmente nuestro interlocutor: se les pide una evaluación de la situación, para ver cuáles son las dificultades reales y cómo encontrar un remedio.

Cambiando de tema, ¿ha visto los resultados de la encuesta comisionada por Paix Liturgique y por nosotros (Messainlatino.it)?

Sí, me alcanzaron un avance hace unos días. Estas cifras son verdaderamente notables y alentadoras, especialmente esa absoluta mayoría de los católicos practicantes que, al menos según la encuesta, consideran la existencia de las dos formas de la Misa en las parroquias como perfectamente normal. Entiendo que una copia de la encuesta ha llegado también al Santo Padre.

Fuente: Rorate Caeli
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

Liturgia, fonte de vida: Uma perspectiva teológica para a práxis litúrgica


Por Antonio Gaspari

ROMA, quinta-feira, 22 de outubro de 2009 (ZENIT.org).- Acaba de chegar às livrarias italianas o livro de Mauro Gagliardi, Liturgia fonte di vita - Prospettive teologiche (Fede & Cultura).

Trata-se de um livro que tem o mérito de propor uma visão da liturgia principalmente em uma perspectiva teológica e que procura responder às perguntas sobre o fundamento da liturgia, indicando uma práxis celebrativa mais em consonância com os sagrados mistérios.

No prólogo do livro, Dom Mauro Piacenza, secretário da Congregação para o Clero, escreve que o autor "oferece uma aproximação teológica da liturgia consistente e ao mesmo tempo acessível", também porque "o Concílio Vaticano II recorda que a aproximação da liturgia é, antes de mais nada, de cunho teológico".

O arcebispo secretário da Congregação para o Clero indica que, "entre os principais elementos que qualificam o sacerdócio, está, sem sombra de dúvida, o serviço litúrgico e, de forma muito especial, o ministério do altar" e, por isso, "compreender teológica e espiritualmente o sentido da liturgia significa compreender verdadeiramente o próprio sacerdócio".

"É nossa vocação - conclui Dom Piacenza - que o presente livro possa realmente contribuir para esta necessária descoberta do fato de que o sacerdote é, antes de mais nada, um homem escolhido pelo Senhor para estar diante d'Ele e servi-lo."

Mauro Gagliardi, nascido em 1975, foi ordenado presbítero em 1999, na arquidiocese de Salerno. Doutor em Teologia (Gregoriana, Roma, 2002) e em Filosofia (L'Orientale, Nápoles, 2008), desde 2007 é professor na Faculdade de Teologia do Ateneu Pontifício Regina Apostolorum de Roma.

Desde 2008, é consultor do Ofício de Celebrações Litúrgicas do Sumo Pontífice. Publicou vários livros, artigos e contribuições a miscelâneas, tanto na Itália como fora dela. Sobre a relação entre teologia e liturgia, ele concedeu esta entrevista a Zenit.


-Por que um professor de teologia como você decidiu escrever um livro sobre liturgia?

-Gagliardi: Eu diria que há vários motivos, alguns dos quais são circunstâncias e outros tocam mais o objeto de estudo teológico. Nos últimos anos, eu me dediquei, por uma série de acontecimentos ocasionais, a aprofundar no estudo na liturgia. No começo, meus estudos estavam dirigidos quase exclusivamente à teologia dogmática, que é meu principal campo de especialização e de ensino. Um dia, durante meu último ano de doutorado em teologia, caíram em minhas mãos alguns livros que me encheram de curiosidade: apresentavam o tema da liturgia de uma forma distinta daquela com que eu estava acostumado. Sua leitura foi apaixonante e, a seguir, a de outros análogos. Comecei, assim, a formar uma cultura litúrgica.

Resumindo, estas obras constituíam uma aproximação da liturgia não somente do ponto de vista histórico - que, no entanto, não se descuidava - mas também do teológico. O que eu nunca havia conhecido bem era uma teologia da liturgia e, quando esta saiu ao meu encontro, eu a acolhi com alegria, quase de forma natural.

Depois li e reli o excepcional livro do cardeal Ratzinger, Introdução ao espírito da liturgia, e outros ensaios seus em matéria litúrgica. Acho que li todos, várias vezes. Em 2007, publiquei um livro sobre a Eucaristia (Introduzione al Mistero eucaristico. Dottrina - Liturgia - Devozione), no qual desenvolvi tanto o aspecto dogmático como o litúrgico e o espiritual do grande Sacramento do Altar.

De fato, minha aproximação continuava sendo teológico-dogmática, mas agora, graças aos novos estudos, eu podia ver melhor o vínculo fecundo entre doutrina, liturgia e devoção. Por outro lado, o livro saiu quase ao mesmo tempo que a exortação apostólica Sacramentum Caritatis, que trata sobre a Eucaristia, precisamente desenvolvendo estas três dimensões. Isso foi, para mim, uma confirmação autorizadíssima do estudo que havia feito para escrever o livro.

Em 2008, fui nomeado consultor do Ofício de Celebrações Litúrgicas do Sumo Pontífice. Também por este motivo, meu estudo no âmbito litúrgico continua e se aprofunda, ainda que tenha de dividir-se na prática com a pesquisa no âmbito dogmático, que obviamente devo continuar.
Expondo estas circunstâncias, penso ter explicado também por que um dogmático se interessou pela liturgia: acontecimentos concretos me levaram a isso, mas estes acontecimentos não faziam outra coisa que estimular em mim o interesse por aspectos ainda não desenvolvidos e que estão conectados com o próprio dogma.

No caso específico do meu último livro, a ocasião me foi proporcionada por um convite a dar um seminário monográfico intensivo, dentro do curso internacional para os formadores de seminários, uma importante iniciativa organizada há 20 anos pelo instituto Sacerdos, todos os anos, em Leggiuno, província de Varese (Itália). O curso oferece a reitores, professores, pais espirituais e formadores dos seminários do mundo inteiro um programa amplo e muito bem estruturado de formação e de atualização, sobre os temas relacionados à formação dos futuros sacerdotes.

Em julho de 2008, falei sobre a liturgia durante 3 dias a esses irmãos sacerdotes, procedentes dos cinco continentes, e também a um bispo oriental que participava do curso; e percebi o seu grande interesse pelo corte teológico que dava à minha exposição. Os dados bíblicos, históricos e filológicos certamente contam e eu tentava que não faltassem, junto às análises de casos concretos, mas o interesse era suscitado sobretudo pela compreensão teológica da liturgia. Após esta experiência positiva, decidi organizar minhas anotações e o livro nasceu.

-Em um mundo que parece cada vez mais secularizado, por que um livro sobre a liturgia?

-Gagliardi: Eu diria que é o contrário, que precisamente porque frequentemente o mundo moderno - pelo menos o mundo ocidental - parece cada vez mais afastado da fé e da religião, é necessário recordar alguns pontos firmes e, entre eles, certamente está o culto divino, a sagrada liturgia.

Às vezes, acredita-se que, diante dos desafios da "cidade secular", também o cristianismo, se quiser ser aceito, deve se secularizar. Não posso aqui, obviamente, entrar em detalhes sobre um tema tão amplo. Mas para a liturgia vale um discurso semelhante.

Parece que, em muitos casos, existiu uma tendência a secularizar a liturgia, quase "desmistificá-la", torná-la menos divina e mais humana, de forma que as pessoas pudessem reconhecer-se mais nela, de acordo com a mentalidade e a cultura típicas da nossa época. Está claro que a liturgia se forma e muda, através dos séculos, também com base na influência das culturas. É necessário, no entanto, verificar prudentemente quando se trata de mudanças homogêneas com a tradição e, portanto, positivas, falando em geral, e quando isso não acontece.

Também neste caso, é impossível entrar aqui em detalhes, mas à sua pergunta eu respondo que, precisamente em um mundo que parece com frequência afastado de Deus, é necessária ainda mais uma liturgia verdadeiramente divina e sagrada.

Não é correto dizer - como se fez frequentemente - que hoje os problemas da Igreja seriam outros. O culto que devemos dar publicamente a Deus, e a forma correta de fazer este culto, são de capital importância para o homem de toda época, sejam quais forem os problemas que ele tiver de enfrentar. E mais ainda, pensando bem, é difícil encontrar um problema que seja mais importante para o homem que sua relação com Deus, na qual a liturgia sagrada é o momento culminante.

-Quais são os temas relevantes tratados no livro? O que você pretende comunicar aos leitores? Que objetivos quer alcançar?

-Gagliardi: Começo pela última pergunta e respondo simplesmente que o que me proponho, quando estudo, leciono ou escrevo, é a busca pessoal da verdade e sua consequente difusão. Por isso, nunca me proponho idear algo novo, algo que ninguém soube ou disse antes. Tento dizer de forma clara e, na medida do possível, de forma nova, o que a Igreja sempre soube e continua incessantemente ensinando e aprofundando no desenvolvimento de sua vida.

Com relação aos temas do meu livro, tratei, no relativo aos temas fundamentais e gerais, do conceito de liturgia, do papel do sacerdote ministro e dos fiéis na celebração, da forma como a liturgia é para nós fonte de vida, isto é, manancial de graça, da santificação litúrgica do tempo e do espaço, da dinâmica teológica da Eucaristia, da beleza litúrgica, assim como da relação entre liturgia e ética e liturgia e devoção, concluindo sobre a formação litúrgica. Além disso, propus um capítulo com uma breve história da reforma litúrgica a partir do Concílio de Trento até nossos dias. No livro, encontram-se também diversos temas específicos e concretos, como a orientação da oração litúrgica, a língua a ser usada na celebração, a melhor postura para receber a Santa Comunhão etc.

-Ainda existe muita polêmica sobre o êxito da reforma litúrgica pós-conciliar. Você poderia nos ilustrar os termos do debate e qual é seu parecer ao respeito?

-Gagliardi: Sobre os termos da questão, dito muito resumidamente: após o Vaticano II, uma comissão dedicada a isso trabalhou para levar a cabo a reforma geral da liturgia, pedida pelo Concílio. Os resultados concretos desta reforma, segundo admitiram o então cardeal Ratzinger e outros muitos especialistas, não correspondem em todos os detalhes concretos ao texto da Sacrosanctum Concilium.

Aqui, as posturas divergem: uns falam de traição ao Concílio e, ainda mais, à Igreja e à sua imemorial tradição litúrgica, e desejariam uma anulação completa da reforma, à qual seguiria uma restauração da liturgia à situação de 1962, quando não antes.

Outros, pelo contrário, tendem quase a fazer uma canonização da reforma, da maneira como se levou a cabo e dos resultados, e se mostram às vezes inclusive agressivos quando alguém lança a hipótese, certamente não de anulá-la, mas somente de revisá-la e corrigi-la.

Ambas as posturas, a meu ver, estão equivocadas. E estas perspectivas nos impedem também de avaliar de forma correta algumas importantes decisões que o Santo Padre tomou. Contudo, existe uma terceira via, que é a correta, e que consiste em favorecer o desenvolvimento homogêneo da tradição litúrgica da Igreja.

-Segundo uma sondagem recente, 2 de cada 3 praticantes iriam à Missa tridentina pelo menos uma vez por mês se a tivessem em sua paróquia, mas parece que vários bispos e párocos não gostam muito deste rito. É verdade? O que você pensa disso?

-Gagliardi: Eu li sobre esta sondagem recente, levada a cabo por Doxa, uma conhecida sociedade que trabalha no setor. Os resultados deveriam, portanto, corresponder à situação real, na medida em que isso é possível em uma sondagem.

Desde a publicação do motu próprio Summorum Pontificum, há mais de dois aos, muitas vezes os jornais, revistas e sites mostram notícias de declarações e/ou decisões de membros do clero, que parecem ir em uma direção diversa da desejada pelo documento pontifício. Neste sentido, pode-se dizer que uma parte, que eu não saberia quantificar, de bispos e sacerdotes parece não estar entusiasmada com a ideia de ver uma nova difusão da celebração da Missa segundo o uso mais antigo. Os motivos desta postura podem variar e está claro que aqui não podemos fazer uma análise profunda.

Minha opinião é que, se o Santo Padre decidiu favorecer, através da sua decisão, os que desejam celebrar ou participar da forma mais antiga do rito romano, aqueles que não amam especialmente esta forma - e, portanto, não desejam valer-se pessoalmente da faculdade concedida - não deveriam colocar obstáculos à realização de uma normativa que, tendo emanado da Suprema Autoridade, tem valor para toda a Igreja. Certamente, pode haver casos particulares, em que os amantes do rito de São Pio V tenham pretensões excessivas.

Estes casos devem ser avaliados individualmente por parte dos bispos, que continuam sendo, em suas dioceses, os principais responsáveis pela vida litúrgica (e é preciso recordar que compete a tais bispos velar não somente por estes casos, mas também pela observância estrita das normas fixadas nos livros litúrgicos pós-conciliares). Parece-me, contudo, que os casos de excessos por parte dos que valorizam o rito mais antigo são menos frequentes que as declarações e ações para desanimar a celebração deste rito. Brevemente, eu diria que é essencial que ninguém anteponha sua autoridade particular ou sua visão pessoal às decisões do Santo Padre, que é o centro da unicidade visível da Igreja.

-Muitos fiéis lamentam um empobrecimento da atual práxis celebrativa. Que conselhos você daria para renovar e tornar mais bela e intensa a liturgia?

-Gagliardi: Há muitos conselhos, que exponho em meu livro e, portanto, para responder à sua pergunta, o melhor que posso fazer é recomendar sua leitura. Contudo, posso dizer ao menos que na base das muitas coisas que se pode fazer ou renovar - tanto no âmbito mais geral quanto no mais detalhado -, penso que existe uma verdade teológico-litúrgica em torno da qual gira todo o resto: o protagonista da sagrada liturgia não é o indivíduo nem a comunidade - estes, no entanto, têm um papel relevante -, mas o Deus trinitário e seu Cristo. Tudo está aqui.

Isso é verdadeiramente essencial. Cada gesto, cada disposição, cada atitude do corpo e do espírito, cada objeto utilizado na liturgia devem ser uma manifestação deste fato: não celebramos nós mesmos ou nossa comunidade. Nosso culto está dirigido a Deus Pai, através de Jesus Cristo, no Espírito Santo. Este culto em espírito e verdade nos santifica e nos abre à vida eterna.

Fonte: Zenit

quinta-feira, 22 de outubro de 2009

“Compendio Eucarístico” y Liturgia Gregoriana


En el año 2005 se celebró el Sínodo sobre la Santísima Eucaristía. Una de las proposiciones de los Padres Sinodales fue la publicación de un “Compendio” sobre la Eucaristía. En el año 2007, el Santo Padre Benedicto XVI publicó un Motu Proprio, “Summorum Pontificum”, sobre el uso de la Liturgia Romana anterior a la Reforma de 1970, en el que declaró “lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que no se ha abrogado nunca”. El “Compendio” sobre la Eucaristía, recientemente publicado, tiene en cuenta esta “nueva” situación del Rito Romano.

Presentamos a continuación la traducción de un artículo del blog WDTPRS, en el que se enumeran algunos de los contenidos del “Compendio”.


- En primer lugar, el Compendio aún no ha sido publicado en italiano, sino en latín.

- Está dividido en 3 secciones: doctrinal, litúrgica y devocional.

- Tiene algunos apéndices: El Libro IV de la “Imitación”, una sección del Código latino de 1983; una sección del Código oriental de 1990, sobre la Eucaristía.

- El prefacio es del Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el Cardenal Cañizares. Habla claramente de ambas formas del Rito Romano, de igual importancia.

- La sección doctrinal contiene extractos del decreto del Concilio de Trento sobre la Eucaristía; del Vaticano II; del Compendio del Catecismo sobre la Eucaristía; un comentario sobre las cuatro Plegarias Eucarísticas.

- La sección litúrgica contiene el Ordo Missae del Novus Ordo; el Ordo Missae del Missale Romanum de 1962; el Oficio de Corpus Christi de la Liturgia Horarum; el oficio completo para Corpus Christi del Breviarium Romanum de 1961; el ordo de Bendición con el Santísimo Sacramento; 7 letanías; y un número de himnos eucarísticos.

- La parte devocional contiene las oraciones para antes de la Misa; las oraciones para después de la Misa; las oraciones para revestirse del sacerdote y del obispo, y otras oraciones devocionales.

Fuente: What Does The Prayer Really Say?
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

Benedict XVI and Anglican Converts: Newman’s Perspective


Yesterday the Vatican announced the Holy Father’s new Apostolic Constitution, which will provide a way for Anglican groups to be admitted to full communion with the Catholic Church. The Apostolic Constitution will allow these communities to retain many of their liturgical and other traditions, whilst accepting fully the teachings of the Popes and the Ecumenical Councils of the Church.

Commentators have linked the announcement to the forthcoming beatification of John Henry Newman, who converted to Catholicism in 1845 after years of reflection on the nature and mission of the Christian Church. A number of reporters have suggested that Newman himself could be the patron of new ‘Ordinariates’ – the name to be given to these Anglican groups after their reception into the Church.

What would Newman himself think of such a scheme? Newman believed that the Catholic Church was the ‘one true fold of the Redeemer’, and wrote in the Letter to the Duke of Norfolk in 1875 that: “From the day I became a Catholic to this day, now close upon thirty years, I have never had a moment’s misgiving that the communion of Rome is that Church which the Apostles set up at Pentecost.” This defined his view of the Catholic Church’s mission, expressed in an earlier letter: “can any one deny that the Roman Church does call on all men to join her …?” Of course, no one knew better than Newman that each person must follow his or her conscience, and that only if individuals are ready to accept the Catholic religion, after much prayer and reflection, should they do so. As a result, Newman tended to emphasise individual conversions rather than group schemes.

However, this is only part of the picture. Newman had an important correspondence in 1876 with the convert Ambrose Phillipps de Lisle, about a plan for an Anglican ‘uniate’ Church, similar to the Eastern Rite Churches in communion with Rome. The plan, which had some support from Cardinal Manning, the then Archbishop of Westminster, had been proposed in an anonymous pamphlet called Christianity or Erastianism? It argued that the Anglican Church was at the mercy of the British State, and that the only way to avoid this ‘Erastian’ Church was to enter into communion with the Holy See.

Newman’s initial position was sceptical, for practical reasons. He wrote to de Lisle on 19th January that it was a ‘plausible scheme’, but that he saw difficulties, for instance in the relations between the ex-Anglican groups and the rest of the English Catholic Church (“it would be very difficult to avoid perpetual collisions between the two bodies … The Roman priests would be complaining that the rich splendid Anglican Church in their mission was drawing away at least the young generation”). For Newman, it depended on what the plan could hope to achieve – if enough Anglicans would enter the Catholic Church, it would be worth it. But Newman noted that among Anglo-Catholics “I am told few will feel inclined towards it”.

But some ten days later Newman wrote again to de Lisle: “Nothing will rejoice me more than to find that the Holy See considers it safe and promising to sanction some such plan as the Pamphlet suggests. I give my best prayers, such as they are, that some means of drawing to us so many good people, who are now shivering at our gates, may be discovered.”

In fact, the scheme soon collapsed, with de Lisle writing that “some powerful influence … has at once intervened”. Writing in May, Newman consoled de Lisle with thoughts he had already expressed in his Apologia pro Vita Sua: “It seems to me there must be some divine purpose in it. It often has happened in sacred and in ecclesiastical history, that a thing is in itself good, but the time has not come for it … And thus I reconcile myself to many, many things, and put them into God’s hands. I can quite believe that the conversion of Anglicans may be more thorough and more extended, if it is delayed – and our Lord knows more than we do.”

Newman’s line, then, was that plans for group reunion should be left to the right time. When would be right? In his 1873 sermon ‘The Infidelity of the Future’, Newman had noted the positive influence of non-Catholic Christian groups in modern times: “it is obvious that while the various religious bodies and sects which surround us according to God’s permission have done untold harm to the cause of Catholic truth in their opposition to us, they have hitherto been of great service to us in shielding and sheltering us from the assaults of those who believed less than themselves or nothing at all”. Yet he had gone on to predict the increasing pressure that secularisation and anti-Christian forces would place on these non-Catholic traditions: “in these years before us it will be much if those outlying bodies are able to defend their own dogmatic professions”. Whereas, according to Newman, the Catholic Church would hold fast against such challenges, he predicted that “as time goes on, when there will be a crisis and a turning-point with each of them, then it will be found that, instead of their position being in any sense a defence for us, it will be found in possession of the enemy”.

In the challenge provided by secularism, Newman saw a new opportunity. “I rejoice … [that] as one compensation of the cruel overthrow of faith which we see on all sides of us, that, as the setting of the sun brings out the stars, so great principles are found to shine out, which are hailed by men of various [Christian] religions as their own in common, when infidelity prevails.” As he had written in his Idea of a University, “if falsehood assails Truth, Truth can assail falsehood”. Newman believed that, under the pressure of an increasingly aggressive secularism, there will be people of all different Christian allegiances and backgrounds who come to recognise the principles that they share and move closer to that closest unity of faith and love which can only exist in communion with the Vicar of Christ.

So, Newman foresaw a point where the weakness of non Catholic Christian traditions, under the assaults of rationalism and unbelief, would signal the moment had arrived for plans to allow bodies of such Christians to enter into communion with the Catholic Church. Newman did not underestimate the possible dangers of this kind of plan. He recognised the great significance of personal conversion, such as his own, and the difficulties there might be in fully integrating the new bodies into the life of the Catholic Church. But still, according to Newman, when the time came for such initiatives it would be right to hope that they would contribute to sharpening and purifying the Christian conscience in a hostile world, and would bring blessings upon both the Catholic Church and upon those who in this way entered into communion with her.

Source: Newman Cause

Anglicanos, el camino a casa

John Henry Newman


José Luis Restán

"Nuestra primera lealtad es hacia Cristo, no hacia la comunión anglicana. Jesús nos ha ordenado ser un solo cuerpo... yo me siento comprometido por la unidad con el obispo de Roma, y siempre he esperado morir, aunque sea como un laico cualquiera, unido a Pedro". Son las palabras de un joven párroco anglicano de Kent, en el sudeste de Inglaterra, tras el anuncio de la Santa Sede de la creación de una estructura canónica para acoger a los anglicanos que desde hace años buscan la plena comunión con la Iglesia católica. Palabras conmovedoras que centran el significado de esta noticia.

Y es que no se trata simplemente del enfado de unos miles de fieles anglicanos por la decisión de su comunidad de permitir la ordenación de mujeres y de personas homosexuales. Tampoco se trata de una artimaña de la astuta Roma para captar a los descontentos de una comunidad cristiana en franco declive. El asunto es mucho más serio y profundo. En realidad hace más de cien años que profundas tensiones afectan a la comunión anglicana. El gran cardenal John Henry Newman, cuya beatificación se espera para 2010 (quién sabe si con la presencia del Papa), nos ha dejado una crónica honda y dolorida de lo que muchos anglicanos han comprendido y sentido en años posteriores. Se trata del crecimiento de la conciencia de que el tesoro de la fe común basada en el Evangelio y la tradición de los Padres sólo puede encontrar su pleno acomodo, su defensa y sustento, en la Iglesia católica presidida por los sucesores de Pedro.

Esta conciencia se ha vuelto dramática en la medida que la propia comunión anglicana ha acentuado su protestantización interna, y en tanto que la fe profesada y la disciplina eclesial en temas esenciales han pasado a estar en manos de las mayorías cambiantes en asambleas dominadas por la lógica política y por los medios de comunicación. La ordenación sacerdotal y episcopal de mujeres y de homosexuales ha podido ser la espoleta, pero no indica el fondo del problema, como revelan las declaraciones del mencionado párroco de Kent.

Tras casi dos décadas de paciente diálogo con estos hermanos, Benedicto XVI ha dispuesto su acogida a través de una estructura de "Ordinariatos personales", análoga a la Prelatura del Opus Dei o de los Vicariatos castrenses. De esta forma se insertarán plenamente en la comunión católica, preservando sus tradiciones litúrgicas y espirituales. Un paso audaz que no ha dejado de suscitar resquemor en algunos ambientes católicos y en Canterbury, pero el Papa ha decidido nuevamente un gesto valiente a favor de la unidad, que tiene en cuenta el duro camino y la autenticidad de quienes han llamado a la puerta de Pedro. Por cierto, ¿qué dirán ahora los de la cantinela de que Benedicto no gobierna?

A los miles de fieles, sacerdotes y obispos que buscan volver a la casa materna no les espera un camino de rosas. En muchos de sus ambientes les aguarda la crítica y la incomprensión, y por otra parte deberán afrontar problemas económicos, familiares y de organización. Buena parte de los sacerdotes están casados, lo cual no será un impedimento para que sean ordenados como sacerdotes católicos... en cuanto a los obispos casados, no podrán acceder al episcopado católico, reservado a varones célibes tanto en la Iglesia de Oriente como de Occidente. A todos ellos se les ha pedido que profesen la totalidad de la doctrina católica tal como se expresa en el Catecismo. Con toda humildad, el arzobispo John Hepworth, de Blackwood, Australia, ha confesado: "esto es más de lo que nos atrevimos a soñar y a pedir en nuestras oraciones... es un acto de gran bondad por parte del Santo Padre, que ha dedicado su pontificado a la causa de la unidad".

Es un día de alegría para la Iglesia universal, pero en Lambeth, residencia del primado Rowan Williams, no puede disimularse la amargura. Se reconoce el derecho de estos anglicanos a encontrar un camino propio y se afirma que esto no romperá el diálogo en busca de la plena unidad con la Iglesia católica. Pero es evidente que lo sucedido responde a un deterioro profundo del tejido de la comunión anglicana, que la mediación de Williams no ha podido evitar. No se ha cerrado la herida del cisma de Enrique VIII, en cierto modo se ha hecho más evidente su daño. Pero con su gesto paterno, Benedicto XVI ha respondido al corazón de miles de hermanos que, como Newman en su día, han enfilado con humildad y entereza el camino de vuelta a casa. Y eso, hasta en Canterbury lo han tenido que entender.

quarta-feira, 21 de outubro de 2009

Vittorio Messori: «A Londra regna il caos dottrinale»


INTERVISTA

Vittorio Messori

CITTÀ DEL VATICANO

Vittorio Messori è uno dei più noti giornalisti e scrittori su tematiche relative alla Chiesa e alla religione cattolica. È tra l'altro autore del celebre libro- intervista al cardinale Joseph Ratzinger Rapporto sulla Fede.

Prosegue l'opera di rientro nella casa cattolica di fasce di fedeli, in questo caso di tradizionalisti. Un successo per la Chiesa di Ratzinger?

Benedetto XVI è sicuramente contento di questo ritorno, non so quanto lo siano gli ambienti dell'ecumenismo: se tutti tornano cattolici viene a mancare l'oggetto del confronto.

Significa che non c'è stata una spinta da parte di Roma?

La Chiesa cattolica non ha fatto nulla, la richiesta è venuta da gruppi di anglicani, peraltro in buona parte fuori dall'Inghilterra,dove maggiore è il dissenso.

È il sintomo delle difficoltà interne agli anglicani?

Quella Chiesa è sempre stata una sorta di confederazione, contrassegnata da caos dottrinale, che non ha resistito alla nuova ideologia egemone del politically correct, andando peraltro contro la Bibbia. E così sono arrivate le donne sacerdote, poi i gay, che sono addirittura diventati vescovi. È diventato un luogo di ipocrisia.

Da qui la rivolta dei tradizionalisti

Questo andazzo è stato accettato dagli inglesi, ma non da quei fedeli sparsi nelle altre aree del mondo dove sono presenti, che poi sono i paesi dell'ex impero. Da qui la riunione progressiva con Roma.

Ma il rientro dei preti sposati creerà problemi all'interno della Chiesa cattolica?

Assolutamente no. Ci sono già sacerdoti con famiglie nelle chiese orientali. Il problema potrebbe riguardare i vescovi, ma come hanno detto saranno riportati allo stato sacerdotale.

Ci saranno tensioni nel dialogo tra le due Chiese?

Non credo proprio. Quella anglicana è una Chiesa ad esaurimento: basti pensare che a Londra sono più numerosi i musulmani che vanno a pregare in moschea che gli anglicani che la domenica vanno in chiesa. L'uscita di mezzo milione di persone non avrà alcuna influenza in questo trend, ormai segnato.

Eppure ha cinque secoli di storia alle spalle...

Nacque perché Enrico VIII si voleva risposare, e lo scisma peraltro portò a delle pesanti persecuzioni per i cattolici, e questi sono fatti che spesso vengono dimenticati.
È una chiesa non missionaria, una istituzione imperiale che deve discutere alla Camera dei Comuni e in quella dei Lords le questioni dottrinarie, che alla fine del percorso deve avere l'approvazione formale della Regina.

Insomma, sembra che per la Chiesa anglicana ci sia sullo sfondo una sorta di riunificazione progressiva con Roma?

Di certo sono molti che nel tempo sono tornati al cattolicesimo. Primo fra tutti il cardinale John Henry Newman, che io considero uno dei più grandi pensatori mai esistiti.

Ca.Mar.

© Copyright Il Sole 24 Ore, 21 ottobre 2009

Publicado el “Compendium eucharisticum”

Manual para la adecuada celebración de la Misa presentado oficialmente al Papa

El Cardenal Antonio Cañizares, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, presentó hoy oficialmente al Papa Benedicto XVI el “Compendium eucharisticum”, dirigido a ayudar a los sacerdotes a celebrar adecuadamente la Misa.

El compendio, publicado oficialmente el 19 de octubre, es una colección de materiales de estudio, oraciones y meditaciones relacionadas con la celebración de la Eucaristía. Según el Cardenal Cañizares, es una “respuesta al deseo del Santo Padre y al pedido hecho por los obispos durante el Sínodo de la Eucaristía en el 2005”.

Según la edición diaria de L’Osservatore Romano, el documento “recoge textos del Catecismo de la Iglesia Católica, oraciones, explicaciones teológicas de las plegarias eucarísticas del Misal Romano y todo lo que puede ser útil para la correcta comprensión, celebración y adoración del Sacramento del Altar”.

L’Osservatore Romano también explica que es el deseo del Papa que el compendio ayude tanto a los sacerdotes como a los laicos a “creer, celebrar y vivir cada vez más el Misterio Eucarístico”. El Santo Padre también espera que estimule “a todo fiel a hacer de su propia vida un culto espiritual”.

El compendio ha sido publicado en italiano por la cada editorial del Vaticano, y pronto estará disponible en otras idiomas, incluyendo el inglés.

God save the Pope: La sconfitta di Enrico VIII

Cinquecento anni dopo il ‘lupo ossessionato’, Enrico VIII , ha trovato la sua sconfitta nelle braccia accoglienti dell’agnellino Benedetto XVI.

Luca Volontè

Questo Papa è un Buon Pastore,come affermato nella sua recente Enciclica, afferma la Verità e perciò è capace di Carità.

Era il gennaio scorso quando, con un seguito di polemiche e a causa di disattenzioni nell’uso di internet, il Pontefice diede il proprio consenso a riaprire il percorso di ‘rientro’ dei lefevriani nella Chiesa Cattolica Apostolica Romana.

Ieri un’altra bella notizia, da tempo auspicata e sulla quale nel recente passato erano affiorate positive indiscrezioni, gli anglicani tornano ‘cattolici’. Almeno una parte dello scisma che divide la Chiesa anglicana da quella di Roma, si chiudera'. Una parte dei sacerdoti, vescovi e fedeli appartenenti alla Chiesa d' Inghilterra, che e' diffusa in tutti i continenti, entrera' in comunione con il Papa e anche i sacerdoti anglicani sposati potranno diventare cattolici.

La forma canonica, entro la quale verranno incardinate le comunita' anglicane, si chiama dell'Ordinariato personale, ed è simile a quella che nei singoli Paesi curano i fedeli delle forze armate nazionali.

Il Papa è attento a tutto e tutto ciò che è buono,bello e vero viene valorizzato nella Chiesa cattolica. Perciò, “la Costituzione Apostolica cerca di creare un equilibrio tra l'interesse di conservare il prezioso patrimonio anglicano liturgico e spirituale da una parte, e la preoccupazione che questi gruppi e il loro clero siano incorporati nella Chiesa cattolica''.

Questo evento straordinario nella storia della cristianità è scaturita certamente anche dall’ordinazione di donne e omosessuali come sacerdoti e vescovi.Una frattura irrimediabile all'interno della Comunione anglicana che ha prodiotto l’incontro e l’accoglienza reciproca.

Quello fra la Chiesa cattolica e la Chiesa d'Inghilterra del resto e' una storia antica. Sin dal secolo XVI infatti, quando il Re Enrico VIII dichiaro' l' indipendenza della Chiesa d'Inghilterra all'autorita' del Papa, la Chiesa d'Inghilterra creo' le proprie confessioni dottrinali, usanze liturgiche e pratiche pastorali, incorporando spesso idee della Riforma avvenuta sul continente europeo. Una vera e propria applicazione del principio totalitario, Cesare e Dio nelle stesse mani. Un passo intermedio alla riunificazione avviata ieri, c’era stato nel 1982 con l’approvazioni di Giovanni Paolo II del provvedimento pastorale che favorì l’entrata di una diocesi anglicana in India e di talune comunità negli Usa.

Ha ben detto il Card. Levada,”l'unione con la Chiesa non richiede l'uniformita' che ignora le diversita' culturali, come dimostra la storia del cristianesimo.

La nostra comunione e' quindi rafforzata da simili diversita' legittime, e siamo pertanto felici che questi uomini e donne offrono i loro contributi particolari alla nostra comune vita di fede”. Il vero, il buono e il bello, una tradizione della Chiesa cattolica, un altro passo storico che avviene sotto la guida certa e accogliente di Papa Benedetto XVI, il Buon Pastore.

Taluni potranno prender spunto da questa notizia di immensa gioia per tutti i fedeli, per ricominciare la polemica ritrita sul celibato dei sacerdoti cattolici,sarebbe l’ennesima dimostrazione di non voler capire e apprezzare un gesto storico fondamentale, per la Chiesa e per l’intera umanità.

Cinquecento anni dopo il ‘lupo ossessionato’, Enrico VIII , ha trovato la sua sconfitta nelle braccia accoglienti dell’agnellino Benedetto XVI.

© Copyright Il Tempo, 21 ottobre 2009

terça-feira, 20 de outubro de 2009

Conversão dos Anglicanos: Santa Sé antecipa-se aos jornalistas

Missa Pontifical no Uso Anglicano celebrada pelo Cardeal DiNardo

Inesperada coletiva de imprensa convocada por celular com o cardeal Levada

Por Jesús Colina

CIDADE DO VATICANO, terça-feira, 20 de outubro de 2009 (ZENIT.org).- Um SMS enviado ao celular dos correspondentes no Vaticano anunciava de maneira inédita na tarde desta segunda-feira a coletiva de imprensa com a qual a Santa Sé revelava, na manhã desta terça-feira, novas disposições de Bento XVI para acolher anglicanos que desejam entrar em comunhão plena com a Igreja Católica.

É a primeira vez que se anunciava de uma maneira tão iminente um encontro com os jornalistas do prefeito da Congregação para a Doutrina da Fé, o cardeal William Joseph Levada.

Deste modo, o diretor da Sala de Informação da Santa Sé, Pe. Federico Lombardi S.J., não apenas se adiantou aos meios de comunicação para dar a notícia, mas também evitou interpretações errôneas, como as que se deram em janeiro passado com o anúncio da suspensão da excomunhão dos bispos tradicionalistas ordenados pelo arcebispo Marcel Lefebvre e a polêmica sobre o bispo negacionista Richard Williamson.

O SMS fazia relação a uma mensagem enviada por correio eletrônico aos jornalistas na qual se explicava que o “briefing” abordaria “um tema relacionado com as relações com os anglicanos” e anunciava também a presença do arcebispo Joseph Augustine Di Noia, O.P., secretário da Congregação para o Culto Divino e a Disciplina dos Sacramentos.

Este método de comunicação se revelou eficaz, pois o Vaticano também anunciou a notícia em sua página web (http://www.vatican.va/), na parte dedicada à Sala de Imprensa, mas dado que o anúncio foi dado às 17h58, corria-se o risco de que a essa hora nenhum jornalista entrasse no site.

Ante o aviso do Vaticano, começaram a ser publicados em várias agências e jornais breves artigos, que em geral coincidiam em interpretar esta mensagem como o anúncio da entrada de numerosos anglicanos no seio da Igreja Católica, algo que se esperava há mais de um ano.

Estas fontes, contudo, não publicaram dados sobre a iminente constituição apostólica de Bento XVI, com a qual cria a figura dos ordinariatos pessoais para acolher estes antigos fiéis anglicanos, permitindo-lhes manter suas tradições, motivo central do “briefing”. O efeito surpresa, portanto, funcionou.

Ao início do encontro com os jornalistas, Pe. Lombardi, ao apresentar o cardeal e o arcebispo, com um sorriso, reconheceu que nesta ocasião a Sala de Imprensa se antecipou à mídia.
Horas depois imagens desse encontro eram transmitidas na internet no canal vaticano do Youtube (http://www.youtube.com/vatican).

Fonte: Zenit

Habla el Primado de la Traditional Anglican Communion


Publicamos la traducción de las declaraciones del Primado de la Traditional Anglican Communion (TAC), el grupo anglicano más significativo de cuantos han tenido acercamientos con la Santa Sede.

He pasado esta tarde hablando con obispos, sacerdotes y laicos de la “Traditional Anglican Communion” en Inglaterra, África, Australia, India, Canadá, los Estados Unidos y Sudamérica.

Estamos profundamente conmovidos por la generosidad del Santo Padre, el Papa Benedicto XVI. En esta Constitución apostólica, él ofrece los medios para que “ex-anglicanos entren en la plenitud de la comunión con la Iglesia Católica”. Espera que podamos “encontrar en esta estructura canónica la oportunidad de preservar aquellas tradiciones anglicanas preciadas para nosotros y consistentes con la fe católica”. Luego declara cálidamente: “estamos felices de que estos hombres y mujeres traigan con ellos sus contribuciones particulares a nuestra común vida de fe”.

Quiero primero declarar que éste es un acto de gran bondad de parte del Santo Padre. Él ha dedicado su pontificado a la causa de la unidad. Esto hace más que corresponder a los sueños que nos atrevimos a incluir en nuestra petición hace dos años. Esto hace más que corresponder a nuestras oraciones. En estos dos años, nos hemos hecho muy conscientes de las oraciones de nuestros amigos en la Iglesia Católica. Quizá sus oraciones se atrevieron a pedir más que las nuestras.

Mientras que aguardamos el texto completo de la Constitución Apostólica, nos conmueve también la naturaleza pastoral de la Nota publicada hoy por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Mis compañeros obispos han, de hecho, firmado el Catecismo de la Iglesia Católica y han hecho una declaración acerca del ministerio del Obispo de Roma, reflejando las palabras del Papa Juan Pablo II en su carta “Ut unum Sint”.

Otros grupos anglicanos han indicado a la Santa Sede un deseo similar, y una aceptación similar de la fe católica. Como el Cardenal Levada lo ha indicado, esta respuesta a los pedidos anglicanos tendrá un carácter global. Será cuestión ahora de que estos grupos forjen una cooperación cercana, incluso en donde trascienden las fronteras de la Comunión Anglicana.

Afortunadamente, la Declaración publicada por el Arzobispo de Canterbury refleja la comprensión que tiene de nosotros, que él no se interpone en nuestro camino, y que comprende las decisiones que hemos tomado. Tanto su reacción como nuestra petición son frutos de un siglo de oración por la unidad cristiana, una causa que muchas veces ha parecido vana. Ahora expresamos nuestra gratitud al Arzobispo Williams, y le aseguramos nuestras oraciones. La Sede de Agustín permanece como un centro de nuestra peregrinación, como lo fue en épocas de fe, en el pasado.

He hecho un compromiso con la Traditional Anglican Communion para que la respuesta a la Santa Sede sea tomada por cada uno de nuestros Sínodos Nacionales. Ellos ya han aprobado nuestro recorrido. Ahora la Santa Sede nos desafía a que busquemos en las estructuras específicas ahora disponibles la “unidad plena, visible, especialmente la comunión eucarística”, por la que hemos rezado mucho, y sobre la que hemos soñado mucho. Este proceso comenzará enseguida.

En el oficio anglicano de matutino, el gran himno de Acción de Gracias, el Te Deum, es parte del ordo diario. Es con sincero agradecimiento a Dios, el Señor y la Fuente de toda paz y unidad, que este himno está hoy en nuestros labios. Éste es un momento de gracia, quizá incluso un momento histórico, no porque es pasado queda deshecho, sino porque el pasado es transformado.

Arzobispo John Hepworth
Primado

Fuente: Rorate Caeli
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

Cântico de Ação de Graças pela nova Constituição Apostólica

God save our present Pope,
Long live our holy Pope
God save the Pope!
Send him victorious,
Happy and glorious,
Long to reign over us,
God save the Pope!

O lord God arise,
Scatter his enemies,
And make them fall!
Confound their knavish tricks,
Confuse their politics,
On you our hopes we fix,
God save the Pope!

Not in this land alone,
But be God's mercies known,
From shore to shore!
Lord make the nations see,
That men should brothers be,
And form one family,
The wide world ov'er

From every latent foe,
From the assasins blow,
God save the Pope!
O'er him thine arm extend,
For Churches' sake defend,
Our Father, prince, and friend,
God save the Pope!

Fonte: Cantuale Antonianum

Papa prepara Constituição Apostólica para admitir anglicanos no seio da Igreja Católica

Uso Anglicano na Igreja Católica


NOTA DA CONGREGAÇÃO PARA A DOUTRINA DA FÉ SOBRE OS ORDINARIATOS PESSOAIS PARA OS ANGLICANOS QUE ENTRAM NA IGREJA CATÓLICA

Com a preparação de uma Constituição Apostólica, a Igreja Católica responde às numerosas solicitações que foram submetidas à Santa Sé por grupos de clérigos e fiéis anglicanos provenientes de diversas partes do mundo, os quais desejam entrar em plena e visível comunhão.

Nesta Constituição Apostólica, o Santo Padre introduziu uma estrutura canônica que prevê tal reunião corporativa através da instituição de Ordinariatos Pessoais, que permitirão aos fiéis outrora anglicanos entrarem na plena comunhão com a Igreja Católica, conservando ao mesmo tempo elementos do específico patrimônio espiritual e litúrgico anglicano. Segundo o teor da Constituição Apostólica a vigilância e a condução pastoral para tais grupos de fiéis outrora anglicanos será assegurada por um Ordinariato Pessoal, cujo Ordinário será usualmente nomeado dentre o clero até então anglicano.

A Constituição Apostólica que será logo publicada representa uma resposta razoável e mesmo necessária para um fenômeno global, oferecendo um único modelo canônico para a Igreja universal adaptável a diversas situações locais e, na sua aplicação universal, justo para os até então anglicanos. Tal modelo prevê a possibilidade de ordenação de clérigos casados, até então anglicanos, como sacerdotes católicos. Razões históricas e ecumênicas não permitem a ordenação de homens casados como bispos, tanto na Igreja Católica como nas Ortodoxas. Portanto, a Constituição determina que o Ordinário seja um sacerdote ou um bispo não casado. Os seminaristas do Ordinariato sejam preparados junto com outros seminaristas católicos, ainda que o Ordinariato possa abrir uma casa de formação a fim de responder às necessidades particulares de formação no patrimônio litúrgico anglicano. Deste modo, a Constituição Apostólica procura criar um equilíbrio entre o interesse de conservar o precioso patrimônio litúrgico e espiritual anglicano de um lado, e a preocupação que estes grupos e o seu clero sejam incorporados na Igreja Católica.

O Cardeal William Levada, Prefeito da Congregação para a Doutrina da Fé, que preparou tal provisão, afirmou: “Procuramos vir ao encontro, de modo unitário e justo, dos pedidos de uma plena união que foram submetidos da parte de fiéis anglicanos provenientes de várias partes do mundo nos anos recentes. Com tal proposta a Igreja pretende responder às legítimas aspirações destes grupos anglicanos por uma comunhão plena e visível com o Bispo de Roma, o sucessor de São Pedro”.

Estes Ordinariatos Pessoais serão instituídos segundo as necessidades, prévia consulta com as Conferências Episcopais locais e as suas estruturas serão de algum modo semelhantes às dos Ordinariatos Militares, que foram erigidos em tantos países para providenciar o cuidado pastoral dos membros das forças armadas e de seus dependentes no mundo inteiro. “Os anglicanos que fizeram contato com a Santa Sé expressaram claramente o seu desejo por uma plena e visível comunhão na Igreja una, santa, católica e apostólica. Ao mesmo tempo nos falaram da importância de suas tradições anglicanas relativas à espiritualidade e ao culto para o próprio caminho de fé”, afirmou o Cardeal Levada.

A provisão desta nova estrutura está em conformidade com o empenho pelo diálogo ecumênico, que continua sendo uma prioridade para a Igreja Católica, em particular através dos esforços do Pontifício Conselho para a Promoção da Unidade dos Cristãos. “A iniciativa provém de vários grupos de anglicanos”, acrescentou o Cardeal Levada. “Eles declararam condividir a comum fé católica, como expressa no Catecismo da Igreja Católica, e aceitar o ministério petrino como um elemento desejado por Cristo para a Igreja. Para eles é chegado o tempo de exprimir tal união implícita em uma forma visível de plena comunhão”.

Segundo o Cardeal Levada: “O Santo Padre Bento XVI espera que os clérigos e fiéis anglicanos desejosos de união com a Igreja Católica encontrem nesta estrutura canônica a oportunidade de preservar as tradições anglicanas que lhes sejam preciosas e estejam em conformidade com a fé católica. Enquanto exprimem de modo distinto a fé professada em comum, tais tradições são um dom a ser condividido com a Igreja universal. A união com a Igreja não requer a uniformidade que ignora as diversidades culturais, como demonstra a história do cristianismo. Além do mais, as numerosas e diversas tradições hoje presentes na Igreja Católica estão todas radicadas no princípio formulado por São Paulo na sua Carta aos Efésios: “Um só Senhor, uma só fé, um só batismo” (4,5). A nossa comunhão é, pois, reforçada por tais diversidades legítimas, e estamos felizes que estes homens e mulheres ofereçam as suas contribuições particulares à nossa comum vida de fé”.


Informações contextuais

Desde o século XVI, quando o Rei Henrique VIII declarou a independência da Igreja da Inglaterra em relação à autoridade do Papa, a Igreja da Inglaterra criou as próprias confissões doutrinais, usos litúrgicos e práticas pastorais, incorporando frequentemente ideias da Reforma ocorrida no continente europeu. A expansão do Reino Britânico, conjugada ao apostolado missionário anglicano, comportou depois o nascimento de uma Comunhão Anglicana a nível mundial.

No curso dos mais de 450 anos de sua história, a questão da reunião entre anglicanos e católicos jamais foi deixada de lado. Na metade do século XIX, o Movimento de Oxford (na Inglaterra) mostrou um renovado interesse pelos aspectos católicos do anglicanismo. No início do século XX, o Cardeal Mercier, da Bélgica, engajou-se em colóquios públicos com anglicanos a fim de explorar a possibilidade de uma reunião com a Igreja católica sob a bandeira de um anglicanismo “reunido, mas não absorvido”.

O Concílio Vaticano II nutriu ulteriormente a esperança de uma união, em particular com o Decreto sobre o ecumenismo (n.13), o qual, fazendo referência às Comunidades separadas da Igreja Católica no tempo da Reforma, reafirmou: “Entre aquelas [comunhões] nas quais continuam a subsistir em parte as tradições e as estruturas católicas, ocupa um lugar especial a Comunhão Anglicana”.

Desde o Concílio as relações entre anglicanos e católico-romana criaram um clima melhor de compreensão e cooperação mútua. A Comissão Internacional Anglicano-Católico Romana (ARCIC) produziu uma série de declarações doutrinais no curso dos anos, na esperança de criar a base de uma plena e visível união. Para muitos membros das duas Comunhões, as declarações da ARCIC puseram à disposição um instrumento no qual a comum expressão da fé pode ser reconhecida. É nesta moldura que se deve enquadrar a nova provisão.

Nos anos sucessivos ao Concílio, alguns anglicanos abandonaram a tradição de conferir as Ordens Sacras apenas a homens, chamando ao presbiterato e ao episcopado também as mulheres. Mais recentemente, alguns segmentos da Comunhão Anglicana se distanciaram do comum ensinamento bíblico acerca da sexualidade humana – já claramente expresso no documento da ARCIC “Vida em Cristo” – conferindo as Ordens Sacras a clérigos abertamente homossexuais e abençoando as uniões entre pessoas do mesmo sexo. Todavia, enquanto a Comunhão Anglicana deve enfrentar estes novos e difíceis desafios, a Igreja Católica permanece plenamente empenhada no seu diálogo ecumênico com a Comunhão Anglicana, em particular através da atividade do Pontifício Conselho para a Promoção da Unidade dos Cristãos.

Neste ínterim, muitos anglicanos entraram individualmente na plena comunhão com a Igreja Católica. Algumas vezes entraram também grupos de anglicanos, conservando uma certa estrutura “corporativa”. Isto aconteceu, por exemplo, com a diocese anglicana de Amritsar na Índia e com algumas paróquias nos Estados Unidos que, embora mantendo uma identidade anglicana, entraram na Igreja Católica no quadro da assim chamada “provisão pastoral”, adotado pela Congregação para a Doutrina da Fé e aprovado pelo Papa João Paulo II em 1982. Nestes casos, a Igreja Católica frequentemente dispensou do requisito do celibato admitindo que aqueles clérigos anglicanos casados que desejam continuar o serviço ministerial como sacerdotes católicos sejam ordenados na Igreja Católica.

Neste contexto, os Ordinariatos Pessoais instituídos segundo a supramencionada Constituição Apostólica podem ser vistos como um passo ulterior em direção à realização da aspiração à plena e visível união na única Igreja, que é um dos fins principais do movimento ecumênico.

Fonte: Santa Sé
Tradução: OBLATVS

segunda-feira, 19 de outubro de 2009

Missa Pontifical segundo o Rito Gregoriano na Basílica de São Pedro




Presidida pelo arcebispo Burke ao concluir um congresso sobre “Summorum Pontificum”

CIDADE DO VATICANO, segunda-feira 19 de outubro de 2009 (ZENIT.org).- Com uma missa segundo a forma extraordinária do rito romano (missal precedente ao Concílio Vaticano II) concluiu este domingo na Basílica de São Pedro um congresso sobre a vivência do rito antigo na Igreja.

A missa foi celebrada na Capela da Adoração Eucarística pelo arcebispo Raymond Leo Burke, prefeito do Supremo Tribunal da Assinatura Apostólica.

No ato, participou também Dom Guido Pozzo, recentemente nomeado pelo Papa secretário da Comissão Pontifícia Ecclesia Dei, encarregada do diálogo com os seguidores da Fraternidade São Pio X, fundada pelo arcebispo Marcel Lefebvre.

A capela não pôde acolher todo que quiseram participar da missa, pois ficou pequena para os 70 sacerdotes e 400 pessoas.

Depois da missa, os participantes no congresso se reuniram na praça de São Pedro para rezar a oração do Ângelus junto ao Papa, que lhes dirigiu uma saudação especial em italiano.

Com o título “Um grande dom para toda Igreja”, o congresso analisou a aplicação do motu proprio "Summorum Pontificum", sobre o uso da liturgia romana anterior à reforma de 1970.

O encontro, celebrado entre 16 e 18 de outubro na Casa Bonus Pastor, em Roma, foi organizado por “Jovens e Tradição” e “Amizade Sacerdotal Summorum Pontificum".

O dia intermediário, sábado, foi encerrado com o canto do Te Deum e a bênção eucarística, celebrada por Dom Camille Perl, vice-presidente emérito da Comissão Ecclesia Dei.

Ao inaugurar o congresso, o organizador, padre Vincenzo Nuara O.P., constatou as dificuldades encontradas por quem quer aplicar o motu proprio Summorum Pontificum.

“Podem os homens da Igreja rejeitar a missa no rito antigo?”, perguntou o padre Nuara.

“Se isso suceder, tem lugar um grande problema para a Igreja –disse. Mas, com frequência, onde bispos e párocos se opõem, o resultado é que leva jovens (leigos e sacerdotes) a amá-la e praticá-la. Há, de todos os modos, grandes sinais de esperança, em particular com o surgimento de novas vocações para a missa no rito antigo”, afirmou o sacerdote.

Fonte: Zenit