terça-feira, 31 de maio de 2011

Nossa Senhora Rainha, rogai por nós!


Desde os primeiros séculos da Igreja católica, elevou o povo cristão orações e cânticos de louvor e de devoção à Rainha do céu tanto nos momentos de alegria, como sobretudo quando se via ameaçado por graves perigos; e nunca foi frustrada a esperança posta na Mãe do Rei divino, Jesus Cristo, nem se enfraqueceu a fé, que nos ensina reinar com materno coração no universo inteiro a Virgem Maria, Mãe de Deus, assim como está coroada de glória na bem-aventurança celeste.




Na liturgia e na música sacra, nunca esquecer os critérios fundamentais da tradição da Igreja: solicita Bento XVI, a propósito dos 100 anos do Instituto Pontifício de Música Sacra


(31/5/2011) “Devemos perguntarmo-nos sempre de novo: quem é o sujeito da Liturgia?” – propõe Bento XVI numa Carta enviada ao cardeal Zenon Grocholewski, Grande Chanceler do Pontifício Instituto de Música Sacra, por ocasião dos 100 anos da sua fundação. O texto recorda que esta instituição académica, ligada ao Ateneu de Santo Anselmo e à Ordem beneditina, foi criada pelo Papa Pio X; oito anos depois do Motu proprio “Tra le solecitudini”, de Novembro de 1903, com o qual realizou uma profunda reforma no campo da música sacra, tomando como ponto de referência a grande Tradição da Igreja, contra as influências exercidas pela música profana, sobretudo da ópera. Para conseguir que se aplicasse na Igreja universal essa sua intervenção magisterial, o pontífice sentia a necessidade de um “centro de estudo e ensino que pudesse transmitir de modo fiel e qualificado as linhas indicadas.

Bento XVI congratula-se com o facto de, nos últimos cem anos, o Pontifício Instituto de Música Sacra ter “assimilado, elaborado e transmitido os conteúdos doutrinais e pastorais dos documentos pontifícios, como também do Concílio Vaticano II, referentes à música sacra, para que possam iluminar e guiar a obra dos compositores, dos maestros, dos liturgistas, dos músicos e de todos os formadores neste campo”.

O fim da música sacra – recorda o Papa na sua Carta – é, como afirma o Vaticano II, “a glória de Deus e a santificação dos fiéis”. “Embora na natural evolução”, existe uma “substancial continuidade do magistério sobre a música sacra, desde são Pio X até aos nossos dias”. Em particular, Paulo VI e João Paulo II, à luz da Constituição litúrgica conciliar, quiseram reafirmar a referida finalidade da música sacra, assim como “os critérios fundamentais da tradição”: “o sentido da oração, da dignidade, da beleza; a plena aderência aos textos e aos gestos litúrgicos; o envolvimento da assembleia e, portanto, a legítima adaptação à cultura local, conservando ao mesmo tempo a universalidade da linguagem; o primado do canto gregoriano, como modelo supremo de música sacra, e a sapiente valorização das outras formas expressivas que fazem parte do património histórico-litúrgico da igreja, especialmente, mas não só, a polifonia; a importância da schola cantorum, em especial nas igrejas catedrais”.

Todos estes são “critérios importantes, a considerar atentamente, mesmo hoje em dia” – sublinha com insistência Bento XVI, que deplora o facto de que “o valor da grande importância da música sacra ou a universalidade característica do canto gregoriano” tenham sido por vezes considerados “expressão de uma concepção correspondente a um passado a superar ou descurar, porque limitativo da liberdade e da criatividade do indivíduo e da comunidade”.

“É preciso perguntarmo-nos sempre de novo quem é o autêntico sujeito da liturgia” – sugere Bento XVI, que prossegue: “A resposta é simples: é a Igreja, não o indivíduo ou o grupo que celebra a Liturgia. Esta é primariamente ação de Deus através da Igreja, que tem a sua história, a sua rica tradição e a sua criatividade”. Como declarara já, no passado dia 6 de Maio, ao receber os membros do Pontifício Instituto Litúrgico de Santo Anselmo, o Papa voltou a recordar que a Liturgia (e portanto a música sacra) “vive de uma correta e constante relação entre sã tradição e legítima progressão”, tendo sempre bem presente que estes dois conceitos se integram mutuamente porque “a tradição é uma realidade viva, que inclui em si mesma o princípio do desenvolvimento, do progresso”.

Fonte: Radio Vaticano

segunda-feira, 30 de maio de 2011

El Papa a una Congregación mariana: “Ser católicos significa ser marianos”


Benedicto XVI recibió en el Vaticano a algunos miembros de la Congregación mariana masculina de Ratisbona. Una audiencia que ofreció al Papa la ocasión de detenerse en su profundo vínculo con María. El Papa recordó que, a la edad de 14 años, fue acogido por la Congregación en los oscuros años en que Hitler dominaba en gran parte de Europa y el futuro del cristianismo en el continente parecía en duda.

Un encuentro en el signo de María, marcado por conmovedores recuerdos personales. Benedicto XVI recordó, en primer lugar, en qué contexto, 70 años atrás, fue acogido por la Congregación mariana de Traunstein. Eran “tiempos oscuros”, recordó, “estaba la guerra”. Hitler, dijo el Papa, “había sometido una después de otra a Polonia, Dinamarca, los Estados del Benelux, Francia” y precisamente en este período, 70 años atrás, había ocupado Yugoslavia y Grecia. “Parecía – observó el Pontífice – que el continente estuviese en las manos de este poder que ponía en duda el futuro del cristianismo”. De este modo confió que, poco después de ser recibido en el seminario, comenzó la guerra contra Rusia y por lo tanto la Congregación fue “dispersada a los cuatro vientos”.

Sin embargo, afirmó, la Congregación desapareció sólo exteriormente pero permaneció “como meta interior de la vida”. Y esto, reiteró Benedicto XVI, “porque desde siempre fue claro que la catolicidad no puede existir sin una actitud mariana, que ser católicos significa ser marianos, que el amor por la Madre significa que en la Madre y por la Madre encontramos al Señor”.

Prosiguiendo el hilo de sus recuerdos, el Papa reveló que, después de la guerra, “la mariología que se enseñaba en las universidades alemanas era un poco áspera y sobria”. Una situación, agregó, que creo que “no ha cambiado mucho”.

Pero luego indicó qué es lo esencial cuando nos referimos a María: su fe. “¡Feliz de ti porque has creído!”, con las palabras de Isabel el Papa subrayó que María “es la gran creyente”, “ha concretizado la fe de Abraham en la fe en Jesucristo, indicándonos así a todos el camino de la fe”. María, añadió, “nos indicó la valentía de confiarnos a aquel Dios que se pone en nuestras manos, la alegría de ser sus testigos”. No dejó de referirse a la “determinación” de la Madre “a permanecer firme cuando todos huyeron”, su “valentía para estar del lado del Señor cuando él parecía perdido y precisamente así dar aquel testimonio que llevó a la Pascua”.

El Papa afirmó que, especialmente durante las visitas ad limina de los obispos, ha podido experimentar cómo las personas se confían a María, la aman y a través de ella “aprenden a conocer, comprender y amar a Cristo”. Aprenden a entender que María sigue “dando a luz al Señor”, trayendo a Cristo al mundo. El Papa se manifestó complacido, finalmente, al saber que todavía hoy, en su Baviera, hay cuarenta mil personas que forman parte de Congregaciones marianas que “dan testimonio del Señor en las horas difíciles y en las horas alegres”.

Con este testimonio, concluyó el Papa, demostráis que “la fe no pertenece al pasado sino que siempre se abre a un hoy” y “sobre todo a un mañana”.

Fuente: Il blog degli amici di Papa Ratzinger
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

sábado, 28 de maio de 2011

Significado y desafios de la instrucción "Universæ Ecclesiæ"



La Pontificia Comisión Ecclesia Dei ha publicado el 13 de mayo de 2011 la instrucción Universæ Ecclesiæ, relativa a la aplicación del Motu Propio Summorum Pontificum en el que se reconocía y regulaba la libertad de los sacerdotes y de los fieles para celebrar la Liturgia anterior a la promulgación del nuevo Ordo Missae de 1969.
 
Las Instrucciones, por las cuales se aclaran las prescripciones de las leyes, y se desarrollan y determinan las formas en que ha de ejecutarse la ley, se dirigen a aquellos a quienes compete cuidar que se cumplan las leyes, y les obligan para la ejecución de las mismas” (Código de Derecho Canónico, c. 34). Ahí radica la trascendencia de este documento elaborado después de que los obispos del mundo entero comunicaron a Roma el balance de los tres años transcurridos desde la publicación del Motu Proprio antes citado.
 
Universæ Ecclesiæ tiene por fin “garantizar la correcta interpretación y la recta aplicación del Motu Proprio Summorum Pontificum” (nº 12) incluso frente a objeciones y dificultades que pudieran encontrar respaldo entre el episcopado. Esto lleva al documento romano a recordar ciertos puntos:
 
— Con ese Motu Propio, Benedicto XVI promulgó una ley universal para la Iglesia, con la intención de dar un nuevo cuadro normativo al uso de la liturgia romana vigente en 1962 (nº 2). El documento tenía como objetivo “ofrecer a todos los fieles la Liturgia Romana en el usus antiquior, considerada como un tesoro precioso que hay que conservar”.
 
— Se reafirma el principio tradicional, reconocido desde tiempo inmemorial, y que se ha de conservar en el porvenir, según el cual “cada Iglesia particular debe concordar con la Iglesia universal, no solo en cuanto a la doctrina de la fe y a los signos sacramentales, sino también respecto a los usos universalmente aceptados de la ininterrumpida tradición apostólica, que deben observarse no solo para evitar errores, sino también para transmitir la integridad de la fe, para que la ley de la oración de la Iglesia corresponda a su ley de fe” (nº 3).
 
Igualmente, la Instrucción concede a la Comisión Ecclesia Dei un poder reforzado y la facultad de resolver como superior jerárquico, sobre los recursos que se le presenten contra decisiones de los obispos que parezcan contrarias al Motu Propio (nº 10, §1).
 
No cabe duda que la Instrucción Universæ Ecclesiæ, constituye una etapa importante en el reconocimiento de los derechos de la Misa Tradicional. Sin embargo, una verdadera acogida de este documento no se producirá si no pasa por una sincera conversión y apertura a los criterios aquí señalados al tiempo que, necesariamente, queda abierto el debate sobre el fondo doctrinal.

sexta-feira, 27 de maio de 2011

Pontifical do Card. Brandmüller na Forma Extraordinária na Basílica Vaticana - Fotos do Instituto de Cristo Rei Sumo Sacerdote

 


























 

Guardando las llaves de los tesoros de la Iglesia


Entrevista con el sacristán papal, el padre Pavol Benedik

Por Mariana Šarpatakyová

ROMA, lunes 23 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Las tareas diarias del padre agustino Pavol Benedik le pone en contacto con algunos de los más preciosos tesoros de la Iglesia: la capilla Sixtina forma parte de su rutina diaria, así como los ricos ornamentos y los cálices de piedras preciosas usados en honor a Nuestro Señor a lo largo de la historia.

El sacerdote eslovaco es el sacristán papal desde 2006, tarea que le pone en contacto frecuente con los tesoros vivos de la Iglesia, como el Sucesor de Pedro y otros hombres eclesiásticos importantes.
ZENIT habló con el padre Benedik sobre su trabajo.

- Padre, usted trabaja en un sitio muy importante: usted es el sacristán del Santo Padre. Además es un sacerdote agustino. ¿Por qué fue su orden monástica la encargada de este interesante y noble servicio?

Padre Benedik: Más o menos desde el siglo XIII y XIV, las grandes órdenes monásticas han realizado alguna tarea especial para la Santa Sede. Durante mucho tiempo los dominicos fueron los teólogos papales, los capuchinos fueron predicadores y alrededor del año 1400 hasta casi el 1600, los agustinos trabajaron en la sacristía. Parte de nuestro servicio pasado consistió en llevar también la biblioteca del Santo Padre. Más tarde las administraciones de la biblioteca y de la sacristía se dividieron y nuestra orden se quedó con la de la sacristía. Así que es una larga tradición religiosa para nosotros. Cuidamos los elementos sagrados, los que pertenecen al Santo Padre, y también de las capillas papales del Vaticano.

Hasta 1992, la persona que ocupaba mi cargo era siempre un obispo. Después comenzó a ser uno de nuestros hermanos. Personalmente, he desarrollado este servicio desde 2006. Esta es nuestra tarea, en cooperación con el maestro papal de ceremonias, el arzobispo Piero Marini.

- Estamos sentados en su despacho al lado de la Capilla Sixtina. A nuestro alrededor hay armarios de madera. ¿Qué hay dentro? ¿Están aquí las cosas del Papa actual?

Padre Benedik: hay muchas cosas, alguna de ellas antiguas. Muchos objetos, sin embargo, desaparecieron con Napoleón Bonaparte, ya que él cogió y destruyó muchos tesoros: tiaras, cálices etc. Él sabía que después de la guerra tenía que devolverlas, por los acuerdos militares internacionales. Así que fundió muchos cálices y otros objetos de gran valor histórico. De las cuatro tiaras que robó, no se salvó ni una. La única cosa que se pudo recuperar fue la esmeralda de la tiara de Julio II, que Napoleón engastó en una tiara nueva y la regaló a Pío VII. Tenemos también cálices del siglo XIV. Muchas de las cosas que hay son de los tiempos del Papa León XIII y Pío IX. Hay casullas, capas pluviales y capas pluviales pontificias.

- ¿Cuándo ve al Santo Padre? ¿Cómo son sus encuentros personales de con él?

Padre Benedik: Nos encontramos en las Misas públicas, en la liturgia. Preparamos todo los que necesita: las vestiduras, los ornamentos, todo. Antes de que empiece la Santa Misa él permanece en silencio, en oración, sin decir ni una palabra. No habla porque no hay razón para ello.

- ¿Le avisa antes para que usted prepare lo que se necesita para la Misa?

Padre Benedik: Preparamos todo en cooperación con el arzobispo Marini, Nunca hemos tenido ningún problema, aunque algunas veces el arzobispo ha dicho que le habían llamado al tercer piso (donde vive el Papa) para realizarle alguna consulta.

- Benedicto XVI también celebra misas privadas. ¿Dónde se llevan a cabo y en qué idioma?

Padre Benedik: Las misas privadas se celebran siempre en los apartamentos papales, en su capilla. La celebra cada mañana con sus secretarios y con las hermanas de la comunidad Memores Domini.

También están las llamadas misas semipúblicas, donde acude más gente, pero la capilla no es muy grande. Por razones de capacidad se usan la capilla de Redemptoris Mater o la capilla Paulina. La celebración es normalmente en latín y las lecturas se hacen en italiano.

- ¿Usa el Papa vestiduras y ornamentos que sus predecesores usaron? ¿Recibe regalos de este tipo u objetos para usar en las liturgias?

Padre Benedik: Naturalmente que usa objetos que usaron antes sus predecesores. Por ejemplo el 1 de enero, usó las vestiduras litúrgicas de Pablo VI. También ha usado objetos de los siglos XVIII y XIX. No es algo inusual.

Justo después de su elección, usó todas las cosas de Juan Pablo II porque no tenía las de su propiedad. Tenía sólo su mitra de cardenal, donde se cambió la insignia cardenalicia por la papal.

Si usted pregunta por la posibilidad de regalarle vestiduras al Papa, por supuesto que es posible y además muy importante. U otros regalos, dependiendo de quien quiere realizar la donación. Estos regalos son signos de respeto. Muchos de los objetos que están bajo nuestro cuidado han sido donados: cálices y otros objetos regalados a los Papas Pío IX y León XIII. Normalmente son donaciones.

- ¿Cómo es el procedimiento cuando alguien quiere hacerle un regalo al Papa? ¿Dónde debe ir?

Padre Benedik: Si alguien quiere realizar esto, debería escribir a la prefectura de la Casa Pontificia o a la Oficina de Celebraciones Litúrgicas. El regalo se da durante las audiencias. Sólo es necesario notificarlo previamente.

- ¿Tiene Benedicto XVI a una persona o empresa que le realice las vestiduras litúrgicas y los zapatos?

Padre Benedik: No, no hay sólo una. Y no creo que fuera apropiado apoyar un monopolio. Si alguien nos dona algo, es otra cuestión, pero no si lo encargamos nosotros. No veo razón de que haya sólo una empresa. El precio también importa. Elegimos las mejores opciones.

- ¿Qué es lo que más le gusta de su servicio?¿Podría contarnos alguna experiencia interesante?

Padre Benedik: Es difícil elegir sólo una. Estoy contento ya que el trabajo que hago me satisface mucho. Me da un disfrute y una satisfacción espirituales. Nunca pensé que llegaría hasta aquí. Mi superior general me envió hasta este sitio: me preguntó si me gustaría y accedí (sonríe).

También estoy en contacto con el Santo Padre. Él es muy humilde y atento. No puedo decir que haya hecho nunca una petición especial. Se viste en humildad y silencio, y también esto constituye una experiencia espiritual intensa.

Además, conozco a gente con grandes capacidades espirituales. Esta mañana, por ejemplo, escuché una predicación del padre Raniero Cantalamessa (el predicador de la Casa Pontificia).

- En su trabajo, usted pasa con regularidad por la Capilla Sixtina. ¿Es, ahora, para usted, una habitación normal?

Padre Benedik: A veces es muy difícil atravesar la capilla, por estar abarrotada de gente. Pero a menudo me sucede que encuentro cosas nuevas allí, o que la gente me pregunta ciertas cosas. A veces la atravieso, pero no soy un turista allí. A menudo no puedo porque no tengo tiempo por el trabajo. Me gusta ir cuando está cerrada al público. Observar, meditar, pensar sobre las cosas necesita silencio. En los libros se puede encontrar muchísima información sobre ella, pero para mí también es una catequesis.

Tuve una oportunidad única en agosto del año pasado. Se estaban limpiando las paredes de la Capilla: el trabajo comenzaba por la tarde y terminaba por la noche. Tuve la oportunidad de ver las pinturas de muy cerca, subido a un andamio. Por ejemplo, “El juicio final”. Desde la distancia es distinta que observándola de cerca. Fue una experiencia preciosa para mí.

- Usted lleva muchas llaves. ¿Cuál es irreemplazable? ¿Qué tesoros tiene a su alcance?

Padre Benedik: Hay dos muy importantes: Una la de la sacristía donde están las cosas del Papa. Y la segunda más importante es la del tesoro papal, donde se guardan vestiduras antiguas, cálices y custodias preciosas. Hay, por ejemplo, un cáliz de 1854 de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. A su lado hay un cáliz de cristal que el Papa Pablo VI trajo al tesoro. También hay un copón de lata de sardinas, que fue usado por el cardenal checo Josef Beran durante sus misas en prisión

¿Diría que esta lata de sardinas es la cosa más curiosa de la colección que usted administra?

Padre Benedik: Es interesante, por estar al lado del cáliz de 1854, que está decorado con diamantes y oro; al principio parece ser una copa ordinaria, con una lata de sardinas. Pero ambas son al principio parece ser un cáliz normal, con una lata de sardinas. Pero ambos son muy importantes para la Iglesia.


[Traducción del inglés por Carmen Álvarez]

Ainda algumas fotos da belíssima Tiara presenteada a Bento XVI por grupo de católicos e ortodoxos







Fonte: Orbis Catholicus


quinta-feira, 26 de maio de 2011

Catequese do Papa: a luta de Jacó

Intervenção na audiência geral desta semana

CIDADE DO VATICANO, quarta-feira, 25 de maio de 2011 (ZENIT.org) – Apresentamos, a seguir, a catequese dirigida pelo Papa aos grupos de peregrinos do mundo inteiro, reunidos na Praça de São Pedro para a audiência geral.


Queridos irmãos e irmãs:

Hoje, eu gostaria de refletir convosco sobre um texto do Livro do Gênesis que narra um episódio um pouco especial da história do patriarca Jacó. É um fragmento de difícil interpretação, mas importante na nossa vida de fé e de oração: trata-se do relato da luta com Deus no vau de Jaboc, do qual ouvimos um pedaço.

Como recordareis, Jacó tinha tirado do seu irmão Esaú a primogenitura, em troca de um prato de lentilhas, e depois recebeu de maneira enganosa a bênção do seu pai Isaac, que nesse momento era muito idoso, aproveitando-se da sua cegueira. Fugindo da ira de Esaú, refugiou-se na casa de um parente, Labão; tinha se casado, havia enriquecido e voltava à sua terra natal, disposto a enfrentar o seu irmão, depois de ter tomado algumas prudentes medidas. Mas quando tudo está preparado para este encontro, depois de ter feito que os que estavam com ele atravessassem o vau que delimitava o território de Esaú, Jacó fica sozinho e é agredido por um desconhecido, com quem luta a noite inteira. Esta luta corpo a corpo – que encontramos no capítulo 32 do Livro do Gênesis – se converte para ele em uma singular experiência de Deus.

A noite é o momento favorável para agir escondido; é o tempo oportuno, portanto, para Jacó, de entrar no território do irmão sem ser visto e talvez com a ilusão de pegar Esaú de surpresa. No entanto, é ele quem é surpreendido por um ataque imprevisto, para o qual não estava preparado. Havia usado sua astúcia para tentar evitar uma situação perigosa, acreditava ter tudo sob controle e, no entanto, encontra-se agora tendo de enfrentar uma luta misteriosa que o surpreende em solidão e sem dar-lhe a oportunidade de organizar uma defesa adequada. Indefeso, à noite, o patriarca Jacó luta contra alguém. O texto não especifica a identidade do agressor; usa um termo hebraico que indica “um homem” de maneira genérica, “um, alguém”; trata-se de uma definição vaga, indeterminada, que quer manter o assaltante no mistério. Está escuro, Jacó não consegue distinguir seu adversário, e também para nós permanece o mistério; alguém enfrenta o patriarca e este é o único dado seguro que nos dá o narrador. Somente no final, quando a luta já terminou e esse “alguém” desapareceu, só então Jacó o nomeará e poderá dizer que lutou contra Deus.

O episódio se desenvolve na escuridão e é difícil perceber não só a identidade do assaltante de Jacó, senão também como se deu a luta. Lendo o texto, é difícil estabelecer qual dos dois adversários está ganhando; os verbos são usados frequentemente sem um sujeito explícito e as ações acontecem quase de forma contraditória; então, quando parece que um dos dois vai prevalecer, a ação seguinte desmente isso imediatamente e apresenta o outro como vencedor. No começo, de fato, Jacó parece ser o mais forte, e o adversário – diz o texto - “não podia vencê-lo” (v. 26); finalmente, atinge Jacó no fêmur, provocando-lhe um deslocamento. Poderíamos pensar que Jacó sucumbe; no entanto, é o outro que lhe pede que o deixe partir; mas o patriarca se nega, impondo uma condição: “não te largarei, se não me abençoares” (v. 27). Aquele que de maneira enganosa havia roubado do seu irmão a bênção do primogênito agora a quer de um desconhecido, de quem talvez começa a perceber as conotações divinas, sem poder reconhecê-lo verdadeiramente.

O rival, que parece estar retido e portanto, derrotado por Jacó, ao invés de ceder à petição do patriarca, pergunta seu nome: “Qual é o teu nome?”. O patriarca lhe responde: “Jacó” (v. 28). Aqui a luta dá um giro importante. Conhecer o nome de alguém implica em uma espécie de poder sobre a pessoa, porque o nome, na mentalidade bíblica, contém a realidade mais profunda do indivíduo, desvela o segredo e o destino. Conhecer o nome de alguém quer dizer conhecer a verdade sobre o outro e isso permite poder dominá-lo. Quanto, portanto, por petição do desconhecido, Jacó revela seu nome, está se colocando nas mãos do seu adversário, é uma forma de render-se, de entregar-se totalmente ao outro.

Mas, nesse gesto de rendição, Jacó também acaba sendo vencedor, paradoxalmente, porque recebe um nome novo, junto ao reconhecimento de vitória por parte do seu adversário, que lhe diz: “Doravante não te chamarás Jacó, mas Israel, porque lutaste com Deus e com homens, e venceste” (v. 29). “Jacó” era um nome que recordava a origem problemática do patriarca; em hebraico, de fato, recorda o termo “calcanhar” e remete o leitor ao momento do nascimento de Jacó, quando, saindo do ventre materno, agarra o calcanhar do seu irmão gêmeo (Gn 25, 26), quase pressagiando o dano que realiza ao seu irmão na idade adulta. Mas o nome de Jacó recorda também o verbo “enganar, suplantar”. E agora, na luta, o patriarca revela ao seu oponente, em um gesto de rendição e doação, sua própria realidade de quem engana, quem suplanta; mas o outro, que é Deus, transforma esta realidade negativa em positiva: Jacó, o defraudador, se converte em Israel; é-lhe dado um nome novo que lhe confere uma nova identidade. Mas também aqui o relato mantém sua duplicidade, porque o significado mais provável de Israel é “Deus forte, Deus vence”.

Portanto, Jacó prevaleceu, venceu – é o próprio adversário quem afirma isso -, mas sua nova identidade, recebida do próprio adversário, afirma e testemunha a vitória de Deus. E quando Jacó pergunta, por sua vez, o nome do seu oponente, este não quer dizer-lhe, mas o revela em um gesto inequívoco, dando-lhe sua bênção. Esta bênção que o patriarca havia lhe pedido no começo da luta lhe é concedida agora. E não é uma bênção obtida mediante engano, mas gratuitamente concedida por Deus, que Jacó pode receber porque está sozinho, sem proteção, sem astúcias nem enganos; entrega-se indefeso, aceita a rendição e confessa a verdade sobre si mesmo. Por isso, no final da luta, recebida a bênção, o patriarca pode finalmente reconhecer o outro, o Deus da bênção: “Vi Deus face a face e minha vida foi poupada” (v. 31); agora pode atravessar o vau, carregando um nome novo, mas “vencido” por Deus e marcado para sempre, mancando devido ao ferimento recebido.

As explicações que a exegese bíblica oferece com relação a este fragmento são muitas; em particular, os estudiosos reconhecem aqui tentativas e componentes literários de vários tipos, como também referências a algum conto popular. Mas quando estes elementos são assumidos pelos autores sagrados e englobados no relato bíblico, mudam de significado e o texto se abre a dimensões mais amplas. O episódio da luta no Jaboc se mostra ao crente como texto paradigmático no qual o povo de Israel fala da sua própria origem e delineia os traços de uma relação especial entre Deus e o homem. Por isso, como se afirma também no Catecismo da Igreja Católica, “atradição espiritual da Igreja divisou nesta narrativa o símbolo da oração como combate da fé e vitória da perseverança” (n. 2573). O texto bíblico nos fala da longa noite da busca de Deus, da luta para conhecer o nome e ver seu rosto; é a noite da oração que, com tenacidade e perseverança, pede a Deus a bênção e um nome novo, uma nova realidade, fruto da conversão e do perdão.

A noite de Jacó no vau de Jaboc se converte, assim, para o crente, em um ponto de referência para entender a relação com Deus que, na oração, encontra sua máxima expressão. A oração exige confiança, proximidade, quase um corpo a corpo simbólico, não com um Deus adversário e inimigo, mas com um Senhor que abençoa e que permanece sempre misterioso, que aparece como inalcançável.

Por isso,o autor sacro utiliza o símbolo da luta, que envolve força de ânimo, perseverança, tenacidade em alcançar o que se deseja. E se o objeto do desejo é a relação com Deus, sua bênção e seu amor, então a luta só pode culminar no dom de si mesmo a Deus, no reconhecimento da própria fraqueza, que vence quando consegue abandonar-se nas mãos misericordiosas de Deus.

Queridos irmãos e irmãs, toda a nossa vida é como esta longa noite de luta e de oração, de consumar no desejo e na petição de uma bênção de Deus que não pode ser arrancada ou conseguida somente com as nossas forças, mas que deve ser recebida com humildade d'Ele, como dom gratuito que permite, finalmente, reconhecer o rosto de Deus. E mais ainda: Jacó, que recebe um nome novo e se converte em Israel, também dá ao lugar um nome novo, onde lutou com Deus, rezou-lhe; nomeia-o Fanuel, que significa “rosto de Deus”. Com esse nome, ele reconhece que o lugar está cheio da presença do Senhor; santifica essa terra, dando-lhe o selo daquele misterioso encontro com Deus. Aquele que se deixa abençoar por Deus, abandona-se n'Ele, deixa-se transformar por Ele, torna o mundo abençoado. Que o Senhor nos ajude a combater a boa batalha da fé (cf. 1Tm 6,12; 2Tm 4,7) e a pedir, na nossa oração, a sua bênção, para que nos renove na espera de ver seu rosto.

Obrigado!

[No final da audiência, o Papa cumprimentou os peregrinos em vários idiomas. Em português, disse:]

Queridos irmãos e irmãs:



Hoje gostaria de refletir sobre um texto do Livro de Gênesis: a luta noturna do Patriarca Jacó com Deus. Jacó havia usurpado a primogenitura do seu irmão Esaú e obtivera, por meio de engano, a bênção de seu pai Isaac indo depois refugiar-se junto do seu tio Labão. Ao voltar para a sua pátria improvisadamente é atacado, de noite, por um estranho. Ao cabo de uma fatigosa luta “corpo-a-corpo” com este personagem misterioso, que aos poucos vai revelando a sua natureza divina, Jacó, cujo nome derivava do verbo hebraico que significa “enganar, suplantar”, recebe um novo nome que lhe vem de Deus: passa a se chamar Israel, que significa “Deus é forte, Deus vence”. A Tradição espiritual da Igreja interpretou esse episódio como um símbolo da oração como combate da fé e da vitória da perseverança. Realmente, a oração exige confiança e intimidade, quase um corpo-a-corpo simbólico, não com um Deus adversário, mas com o Senhor que abençoa e que permanece misterioso. De fato, toda nossa vida é como esta longa noite de luta e de oração: para receber com humildade a bênção que nos transforma e que nos permite reconhecer a face de Deus.

Queridos peregrinos vindos de Portugal e do Brasil, nomeadamente da paróquia de Itú, agradeço a vossa presença e quanto a mesma significa de confissão de fé e amor a Deus. Procurai sempre na oração o auxílio do Senhor para combater a boa batalha da fé. De coração, a todos abençôo. Ide com Deus!

[Tradução: Aline Banchieri.

© Libreria Editrice Vaticana]

São Filipe Neri, rogai por nós!


quarta-feira, 25 de maio de 2011

Accipe tiaram tribus coronis ornatam



Accipe tiaram tribus coronis ornatam, et scias te esse Patrem Principum et Regum, Rectorem Orbis, in terra Vicarium Salvatoris Nostri Jesu Christi, cui est honor et gloria in sæcula sæculorum. Amen


Recebei a tiara ornada de três coroas e sabei que sois Pai de Príncipes e Reis, Pastor de todo o mundo e Vigário de nosso Salvador Jesus Cristo na terra, a quem pertence a honra e a glória por todos
os séculos dos séculos. Amém

Coroação Papal
                                                  

Bento XVI recebe como dom uma Tiara na audiência de hoje




Na audiência geral de hoje o Santo Padre recebeu uma tiara confeccionada especialmente para ele e presenteada por cristãos católicos e ortodoxos.

A tiara foi encomendada por Dieter Philippi (http://www.dieter-philippi.de/), um empresário católico alemão que tem uma grande devoção pelo papado, bem como pela unidade dos cristãos.

A tiara foi feita em Sofia, Bulgária por cristãos ortodoxos da oficina Liturgix (http://www.liturgix.com/).

Hoje, uma pequena delegação de católicos e ortodoxos búlgaros em peregrinação a Roma teve a honra de presentear a tiara ao Santo Padre em nome da unidade dos cristãos.

Parabéns a Dieter e a todos os católicos alemães e aos ortodoxos da Bulgária envolvidos neste projeto maravilhoso.

Ut Unum Sint!

Fonte: Orbis Catholicus
Tradução: Subsídios Litúrgicos Summorum Pontificum 

Confirmações com livros litúrgicos tradicionais em igreja de escola jesuíta em Friburgo - Suíça

Dom Pierre Farine, Bispo Auxiliar e Administrador Apostólico de Lausanne, Genebra e Friburgo na Suíça, conferiu o sacramento da Confirmação com os livros litúrgicos tradicionais e deu assistência a Santa Missa na Forma Extraordinária do Rito Romano na igreja de São Miguel do colégio dos jesuítas em Friburgo.





















Fonte: FSSP