terça-feira, 30 de outubro de 2012

Celebro com o Missal de 1962 para fazer entender que é normal usá-lo, diz o Prefeito da Congregação do Culto Divino



O cardeal Cañizares explica por que aceitou presidir, em São Pedro, a missa deste sábado para os fieis da peregrinação “Una cum Papa nostro”


ANDREA TORNIELLI 
Cidade do Vaticano


"Aceitei de bom grado celebrar a Missa do próximo sábado para os peregrinos que vêm agradecer ao Papa pelo dom do motu proprio Summorum Pontificum: é uma forma de fazer entender que é normal usar a forma extraordinária do único rito romano...". O cardeal Antonio Cañizares Llovera, Prefeito da Congregação para o Culto Divino, respondeu desta forma à pergunta de Vatican Insider sobre o significado da celebração do próximo sábado, 3 de novembro (às 15h), no altar da Cátedra da Basílica de São Pedro. Hoje pela manhã, o porta-voz da peregrinação “Una cum Papa nostro” anunciou a presença do arcebispo Augustine Di Noia, vice-presidente da Pontifícia Comissão Ecclesia Dei, na cerimônia.

Qual é o significado desta peregrinação?

Agradecer a Deus e agradecer ao Papa pelo motu proprio de cinco anos atrás, que reconhece o valor da liturgia celebrada segundo o Missal do Beato João XXIII, sublinhando a continuidade da tradição no rito romano. Ao reconhecer a liturgia anterior, compreende-se que com a reforma não se nega o que se usava anteriormente. 

Por que aceitou celebrar a missa para os peregrinos que seguem o rito pré-conciliar?

Aceitei porque é uma forma de fazer entender que é normal o suo do Missal de 1962: existem duas formas do mesmo rito, mas é o mesmo rito e, por isso, é normal que se use na celebração. Já celebrei em diferentes ocasiões com o Missal do Beato João XXIII, e o farei de bom grado também nesta ocasião. A Congregação, da qual o Papa me chamou a ser Prefeito, não tem nada contra o uso da liturgia antiga, ainda que a verdadeira tarefa de nosso dicastério seja o aprofundamento do significado da renovação litúrgica segundo as diretrizes da Constituição Sacrosanctum Concilium e de seguir a trilha do Concílio Vaticano II. Para isto é preciso dizer que inclusive a forma extraordinária do rito romano deve ser iluminada pela Constituição conciliar, que nos primeiros dez parágrafos detalha o verdadeiro espírito da liturgia, que vale para todos os ritos.

Como o senhor vê, a cinco anos de distância, a aplicação do motu proprio Summorum Pontificum?

Não conhece os detalhes do que sucede no mundo, sobretudo porque a competência sobre este aspecto pertence à Comissão Ecclesia Dei, mas creio que pouco a pouco se começa a compreender que a liturgia é fundamental na Igreja e que nós devemos voltar a dar vida ao sentido do mistério e do sagrado em nossas celebrações. Ademais, parece-me que, a cinco anos de distância, se pode compreender melhor que não se trata somente de alguns fieis que vivem na nostalgia do latim, mas que se trata de aprofundar o sentido da liturgia. Todos somos Igreja, todos vivemos a mesma Comunhão. O Papa Bento XVI o tem explicado muito bem, e no primeiro aniversário do motu proprio recordou que todos têm um lugar na Igreja.

Tradução por Luís Augusto - membro da ARS





«Celebro con el rito antiguo para hacer entender que es normal usarlo»

El cardenal Cañizares explica por qué aceptó presidir en San Pedro la misa del sábado para los fieles del peregrinaje “Una cum Papa nostro”

ANDREA TORNIELLI
Ciudad del Vaticano

«He aceptado de buen grado celebrar la misa del próximo sábado para los peregrinos que vienen a agradecer al Papa por el don del motu proprio “Summorum Pontificum”: es una forma para hacer entender que es normal usal la forma extraordinaria del único rito romano...». El cardenal Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, respondió de esta forma a la pregunta de Vatican Insider sobre el significado de la celebración del próximo sábado, 3 de noviembre (a las 15 horas), en el altar de la C’atedra de la Basílica de San Pedro. Hoy por la mañana, el vocero del peregrinaje “Una cum Papa nostro” anunció la presencia del arzobispo Augustine Di Noia, vicepresidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, en la ceremonia.


¿Cuál es el significado de este peregrinaje?

Agradecer a Dios y agradecer al Papa por el motu proprio de hace cinco años, que reconoce el valor de la liturgia celebrada según el Misal del Beato Juan XXIII, subrayando la continuidad de la tradición en el rito romano. Al reconocer la liturgia anterior, se comprende que con la reforma no se niega lo que se usaba anteriormente.

¿Por qué aceptó celebrar la misa para los peregrinos que siguen el rito preconciliar?

Acepté porque es una forma para hacer entender que es normal el uso del Misal de 1962: existen dos formas del mismo rito, pero es el mismo rito y, por ende, es normal que se use en la celebración. Ya he celebrado en diferentes ocasiones con el Misal del Beato Juan XXIII, y lo haré de buen grado tambi’en en esta ocasión. La Congregación, de la cual el Papa me ha llamado a ser Prefecto, no tiene nada en contra del uso de la liturgia antigua, aunque la verdadera tarea de nuestro dicasterio es la de la profundización del significado de la renovación litúrgica según las directrices de la Constitución Sacrosanctum Concilium y de seguir la estela del Concilio Vaticano II. Para ello hay que decir que incluso la forma extraordinaria del rito romano debe ser iluminada por la Constitución conciliar, que en los primeros diez párrafos detalla el verdadero espíritu de la liturgia, por lo que vale para todos los ritos.

¿Qué le parece, a cinco años de distancia, la aplicación del motu proprio “Summorum Pontificum”?

No conozco los detalles de lo que sucede en el mundo, sobre todo porque la competencia sobre este aspecto la tiene la Comisión Ecclesia Dei, pero creo que poco a poco se empieza a comprender que la liturgia es fundamental en la Iglesia y que nosotros debemos volver a dar vida al sentido del misterio y de lo sagrado en nuestras celebraciones. Además, me parece que a cinco años de distancia se puede comprender mejor que no se trata solo de algunos fieles que viven en la nostalgia del latín, sino que se trata de profundizar el sentido de la liturgia. Todos somos Iglesia, todos vivimos la misma Comunión. El Papa Benedicto XVI lo ha explicado muy bien, y en al primer aniversario del motu proprio recordó que nadie está de más en la Iglesia.    


Vatican Insider


sábado, 27 de outubro de 2012

FESTA DE NOSSO SENHOR JESUS CRISTO REI

 

PRÓPRIO DA SANTA MISSA NA FORMA EXTRAORDINÁRIO DO RITO ROMANO LATIM/PORTUGUÊS


Na Festa de Cristo Rei, em todas as Paróquias, Igrejas e Oratórios, diante do Santíssimo exposto, convém renovar o Ato de Consagração do gênero humano a Jesus Cristo Rei previsto para esse dia

(Indulgência Plenária, cf. Enchir. Ind. n. 27)

Mons. Nicola Bux: “No es cierto que el Papa haya publicado el Motu Proprio [Summorum Pontificum] para hacer un favor a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X”

  

Esa mentira que incluso difunden medios de comunicación autocalificados ‘católicos’, viene una vez más refutada por Mons. Nicola Bux, latinista papal, consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Papa y consultor de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos; en una entrevista que publica Paix Liturgique, Oct-23-2012. 

En la carta a los obispos que acompaña el [motu proprio] Summorum Pontificum, el Santo Padre invitaba al enriquecimiento mutuo de las dos formas del único rito romano, pero para llegar a este enriquecimiento debe primero haber un encuentro entre las dos liturgias. ¿Como se hace si la forma extraordinaria permanece fuera de las parroquias: no es la Misa parroquial el lugar natural para este encuentro?

Mons. Nicola Bux: El Santo Padre ha reestablecido el rito romano celebrado hasta el [Concilio] Vaticano II, definiéndolo como “Forma Extraordinaria” respecto de aquella ordinaria nacida de la reforma postconciliar. Lo ha hecho porque consciente a causa de los estudios realizados y del trato con insignes estudiosos de la liturgia, algunos de los cuales [fueron] peritos conciliares, que no estaban satisfechos con cuanto se había reformado, pero tampoco del estado precedente: piénsese en Joseph Andreas Jungmann, autor de Missarum Sollemnia. De ahí que la razón sobre todo del enriquecimiento mutuo entre las dos formas, a perseguir con prudencia y paciencia, lo que sucede celebrando de ambas [formas] como ya está ocurriendo en todas partes.

No es cierto que el Papa haya publicado el Motu Proprio para hacer un favor a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X: es del todo ajeno a su estilo y su pensamiento. Es cierto, en cambio, que debe llevar la paz a toda la Iglesia, después de decenios de abuso y teoremas, resistencias e indultos. El encuentro entre las dos formas es simplemente celebrandole por parte del mismo sacerdote y ofreciendole a los fieles. Pero hará falta tiempo para prepararse, porque muchos eclesiásticos ya no conocen el latín; y también hay que preparar a los fieles para la aplicación plena de los N°s 36 y 54 de la Constitución sobre la Liturgia que prevé el entrenamiento de las lenguas que corren [a la par del] latín, lengua de la unidad de la Iglesia universal.

Yo pregunto: ¿Es más justo que en un santuario como Lourdes se celebre la Misa ‘internacional’, en varios idiomas, para que cada grupo entienda la quinta parte. O una liturgia católica, en la lengua latina que haga sentir a todos miembros de la Una, Santa, Católica y Apostólica [Iglesia]? Para poner los fieles en condiciones de comprender, es necesario comenzar con subsidios bilingües, y que en todas las catedrales y parroquias se llegue a celebrar la Misa según las disposiciones del N° 36, como está haciendo el Papa dondequiera que va. Esto también se puede hacer con el Misal de Paulo VI editio typica latina. ¿Por qué la Iglesia universal debe recurrir a Inglés, cuando tiene su koiné en la venerable lengua latína?


Secretum Meum Mihi

terça-feira, 23 de outubro de 2012

Entrevista a Mons. Bux: Fanón, símbolo del “escudo de la fe”. Lo que era sagrado sigue siendo sagrado




En esta breve pero interesante entrevista, Don Nicola Bux explica las motivaciones y el significado de una sorpresiva introducción en la liturgia pontificia de las Canonizaciones, celebradas ayer en el Vaticano, junto a la anunciada modificación del rito: el retorno del fanón papal, un ornamento exclusivo del Romano Pontífice, que se encontraba en desuso desde los primeros años del pontificado de Pablo VI y que, hasta el día de ayer, sólo había sido usado en una ocasión por el Beato Juan Pablo II.


Don Nicola Bux, ¿por qué Benedicto XVI ha utilizado el fanón papal?

El fanón se usa sobre la casulla, y está formado por dos mucetas superpuestas la una a la otra; la inferior es más larga que la superior. Es de tela blanca y dorada, con largas líneas perpendiculares, separadas por una franja amaranto o roja. Sobre el pecho tiene una cruz bordada en oro.

¿Cuál es el significado litúrgico del fanón papal?

Simboliza el escudo de la fe (cfr. Efesios 6, 16: “Tened siempre embrazado el escudo de la fe, para que en él se apaguen todas las flechas incendiarias del maligno”) que protege la Iglesia católica, representada por el Papa. Las bandas verticales de color dorado y plateado representen la unidad y la indisolubilidad de la Iglesia latina y oriental.

Por primera vez, el domingo pasado, el rito de la Canonización ha sido anticipado antes del comienzo de la Misa. Había sucedido también con el Consistorio para la creación de nuevos cardenales en febrero y, aún antes, con el canto de la Kalenda la noche de Navidad. ¿Cuál es el motivo de estas opciones?

La razón es lograr que se perciba cada vez mejor la diferencia entre lo que pertenece al rito eucarístico de la Misa y lo que en cambio se añade a él excepcionalmente. Hoy cada vez más se tiende a añadir a la Misa otros ritos, o hacer mezclas indebidas, o a superponer frecuentemente otros ritos sacramentales. Todo esto termina impidiendo que los fieles perciban los márgenes del Sacrificio Eucarístico, así como de los distintos sacramentos y sacramentales, llevando a reducir la Misa a un programa que se completa a gusto.

¿No existe el riesgo de que a, los ojos de los creyentes y de todo el mundo, la imagen del Papa usando vestiduras litúrgicas en desuso o las continuas modificaciones en la estructura de los ritos presididos por él puedan presentar a Benedicto XVI como un Pontífice anticuado al que le gusta usar vestimentas de museo?

Ningún riesgo, sino la señal de que, en la Iglesia, hay continuidad de Magisterio: lo que era sagrado sigue siendo sagrado. El ornamento usado por primera vez por Benedicto XVI en esta Canonización ha sido usado por Juan Pablo II, así como por Pablo VI, por Juan XXIII, por Pío XII.

Aquello que hoy debe volver a comprenderse es que los ornamentos litúrgicos no siguen las modas humanas sino que quieren dar gloria a Dios. Los sacerdotes y los obispos hasta el Papa son ministros, es decir, siervos – el Papa es servus servorum Dei -, por lo tanto, frente a la Majestad divina deben presentarse con la mayor dignidad. La riqueza de los ornamentos es el signo de esto, si bien nunca bastante adecuado, y a él debe corresponder la pureza del corazón y la castidad del cuerpo, como escribe san Francisco en la Carta a los Fieles.

Lo sagrado no va nunca al museo. La actual tendencia a la exhibición en museos de los objetos sagrados tiene algo de patológico cuando no está justificada por el motivo de salvaguardar su conservación. Los ornamentos son, en gran parte, fruto de donaciones del pueblo de Dios para conferir esplendor al culto divino.

La modificación de la estructura de los ritos corresponde a la exigencia de restaurar lo que se ha deformado por el paso del tiempo o las concesiones a las modas del momento, para permitir a los ritos expresar más claramente la lex credendide la Iglesia. A diferencia de la beatificación, la canonización, por ejemplo, es un acto solemne del Magisterio pontificio, que declara ex cathedra, es decir, de modo infalible, que algunos de sus hijos gozan con seguridad de la visión beatífica de Dios en el Paraíso, y pueden ser invocados como intercesores y señalados como ejemplos para toda la Iglesia y no sólo para las Iglesias particulares.


Orticalab
La Buhardilla de Jerónimo

segunda-feira, 22 de outubro de 2012

Cornu Epistolae


Por Kairo Rosa Neves de Oliveira


Todos devem ter visto nos blogs e também nas redes sociais o Santo Padre usando o fanon no dia de ontem. Outra novidade que pode ter fugido à vista de alguns é uma interessante disposição do local onde foram feitas as leituras. Não um, mas dois ambões foram usados. E não é a primeira vez! Na abertura do Sínodo dos Bispos e também na do Ano da Fé, os cerimoniários pontifícios já haviam colocado na Praça de São Pedro um outro ambão para as leituras "ao sul" do altar.

O ambão da epístola, foi colocado na parte posterior da escadaria da basílica, que serve de presbitério à celebração. À mesma distância do altar que o outro ambão. De lá se fizeram as leituras, foi cantado o salmo e, ao final da liturgia da palavra se fez a oração dos fiéis.


O ambão da epístola, segunda leitura sendo feita por um ministro oriental

O ambão do lado direito, que já era usado, estava notavelmente mais enfeitado e ali foi proclamado apenas o evangelho. Isso corresponde a prática prevista no missal de 1965, que conservava os lados "cornu epistolae" e "cornu evangelii", mas já reinstitui a prática do uso do ambão como obrigatória na liturgia.

O ambão do Evangelho, diácono cantando o evangelho


Cabe-nos agora fazer a ponte entre a liturgia da 1965 e a liturgia atual. Para isso precisaremos ir um pouco antes: estudar a origem desta peça na arquitetura das igrejas cristãs, que está antes mesmo da origem do cristianismo. O ambão já era encontrado na liturgia da Sinagoga e também nas cortes civis para uso dos advogados. Passou então à nossa liturgia com uma facilidade muito grande, sendo largamente encontrado na arquitetura cristã já nos primeiros séculos.

No século V, era comum encontrar nas igrejas maiores dois ambões, como se pode verificar na Basílica de Santo Anselmo. Um, à direita, era próprio do bispo sempre que não falava da cátedra e do diácono ao cantar o evangelho, ao lado do qual mais tarde se colocaria o castiçal para o círio pascal. O outro, à esquerda, era divido em dois planos, o mais alto usado pelo sub-diácono para cantar a epístola, o mais baixo era próprio daquele que cantava o responsório-gradual. Daí vem o nome do próprio canto "gradual", que quer dizer cantado nos degraus do ambão.

Com o passar do tempo, porém, os ambãos desapareceram quase que completamente do rito romano. Na missa solene, o subdiácono cantava a epístola de um lado do presbitério, tendo o epistolário segurado por um acólito; o diácono, por sua vez, era ajudado pelo subdiácono ao cantar o evangelho. Na missa baixa, as leituras eram feitas das beiradas do altar, mantendo-se, entretanto, a localização primitiva de cada texto litúrgico: a epístola era feita à esquerda, enquanto o evangelho à direita. Desse uso surge a expressão "cornu epistolae" e "cornu evangelii" e até mesmo a separação do próprio espaço sagrado em lado da epístola e lado do evangelho.

A homilia, porém, não perdeu seu lugar, passando a ser feita dos púlpitos. Estes, embora tivessem uma aparência semelhante a dos ambões, diferia significativamente de seus ancestrais por um detalhe interessante: não eram usados pra a missa propriamente dita, uma vez que a homilia não era tida como parte da missa. E isso se indicava por vários meios. A homilia poderia ser feita antes ou depois da missa ou, simplemente, sem ligação com ela; quando feita durante a missa, o sacerdote, se fosse também o pregador, depunha a casula ou ao menos o manípulo, indicando a "suspensão" da mesma para a pregação.

Assim, os ambões da liturgia primitiva eram peças de uso litúrgico, enquanto os púlpitos não o eram. É comum ainda observar-se nas igrejas, como é o Caso da Catedral de São Paulo-SP, dois púlpitos, um de cada lado da igreja. Isso em nada reflete os dois ambões que se costumava ter e que o missal de 1965 exige de volta. A presença de dois púlpitos serve para que o pregador possa ser visto pelo bispo (que tradicionalmente se senta do lado direito) ou pelo presbítero (do lado esquerdo), quando não é o mesmo clérigo que oficia a missa e faz a homilia.

Voltando aos dias mais atuais, vemos que as reformas do século XX acabaram por recolocar os ambãos no rito romano, primeiro dois ambões, segundo as rubricas de 1965, depois apenas um ambão, conforme o missal de 1970 e posteriores. Vale ressaltar, entretanto, que, segundo as rubricas de 2002, não se proibe explicitamente o uso de dois ambões, embora toda a IGMR trate do ambão, sempre usando o singular. E parece ser nesse ponto que o Departamento de Celebrações litúrgicas do Sumo Pontífice dá mais um passo "ad fontes".


Ambão da epístola, coralista canta o salmo na missa de abertura do Sínodo dos Bispos

O uso de dois ambões torna a forma ordinária mais de acordo com a forma extraordinária do rito romano, sendo, um passo na direção da reforma da reforma de Bento XVI. Pode ser um pouco precipitado dizer, mas parece que dois ambões passarão a figurar nas missas papais.


Salvem a Liturgia

domingo, 21 de outubro de 2012

Sobre o uso do fanon papal por Bento XVI (Update)


Hoje, na praça de São Pedro, durante o ato supremo e solene da canonização de sete novos santos, Bento XVI, assistido pelos cardeais diáconos, usou o fanon pela primeira vez em seu pontificado. O fanon é uma espécie de pequena capa de ombros, como uma dupla murça (mozeta) ou camalha de seda branca com listras douradas.

O fanon, insígnia litúrgica papal, é reservado somente ao Papa durante as Missas Papais, representa o escudo da fé que protege a Igreja Católica, personificada no papa. Só o pontífice máximo pode usar o fanon, pois ele é o chefe visível da Igreja de Cristo.

As faixas verticais, de cor dourada, representam a unidade e a indissolubilidade da Igreja latina e oriental.

Nas celebrações solenes -como a hodierna- na qual o papa desenvolve um ato supremo do seu próprio ministério petrino, a unidade da Igreja Católica (Igreja do Oriente e do Ocidente) e a autoridade de Chefe exercida pelo papa por instituição divina são manifestadas também pelo uso da língua latina, a língua oficial da Igreja, e também pelo grego a língua da Igreja no Oriente, como feito hoje para a proclamação do Evangelho pelo diácono grego.



Creio que a última vez que este apareceu foi com o Papa João Paulo II, quando da celebração de uma missa na década de 1980. Nesta data também, o então sumo pontífice endossou uma bela casula vermelha e dourada, no tempo de seu antigo mestre de cerimônias Mons. John Magee. Depois daquela data nunca mais foi usado.



 

Hoje, o fanon apareceu sobre a casula gótica creme, confeccionada para a visita do papa a Veneza.





A cadeira de Pio IX foi usada no lugar da habitual sédia do pontífice. Sobre o trono foi posto, como de costume, uma espécie de toldo, porém hoje este estava revestido de um tecido vermelho e lembrava o antigo baldaquino das missas papais.



Santa Igreja

El retorno del "Fanon" a la Liturgia Papal



El 21 de Octubre el Santo Padre Benedicto XVI nos sorprende con el retorno del "Fanon" a las vestiduras litúrgicas propias del Romano Pontífice.

El Fanon es una una especie de muceta de seda blanca adornada con unas estrechas franjas doradas, de manera que alternan con el color blanco; la parte frontal de éste está adornada con una cruz. bordada en oro. Originalmente era similar a un amito pero, más tarde, terminó siendo colocado por encima del alba y, luego, por encima de la casulla; y sobre esta prenda litúrgica va colocado el Palio.



Ya es mencionado en un Ordo Romanus del siglo VIII; aunque se conocía con el nombre de "anabolagium" y todavía no pertenecía a las prendas reservadas al uso del Papa.


Desde los siglos X-XII, estará reservado para la celebración de la Santa Misa del Romano Pontífice ; así lo podemos afirmar al leer la declaración expresa de Inocencio III (1198-1216): “Romanus Pontifex post albam et cingulum assumit orale [fanon], quod circa caput involvit et replicat super humeros, legalis pontificis ordinem sequens, qui post lineam strictam et zonam induerunt ephod id est super-humerale.” Innocentius III, De Myst. Missæ, I, c. 53.


En cuanto a su factura, sabemos que a finales de la Edad Media, era de seda blanca, como lo demuestra el inventario del año 1295 del tesoro papal. Hasta entrado el siglo XV, el fanon era de forma cuadrada; la forma actual parece remontarse al siglo XVI.

Como puede verse en esta fotografía, también el Beato Juan Pablo II hizo uso el "fanon".

sábado, 13 de outubro de 2012

Bento XVI: "Aggiornamento", “atualização” não significa ruptura com a tradição, mas exprime a sua contínua vitalidade



Cidade do Vaticano (RV) - Nesta sexta-feira o Santo Padre recebeu em audiência, no Vaticano, o Patriarca Ecumênico de Constantinopla, Bartolomeu I e os bispos que participaram do Concílico Ecumênico Vaticano II, e os Presidentes de Conferências Episcopais.

O Papa ainda almoçou com os Padres Sinodais, com os bispos que participaram do Concílio Ecumênico Vaticano II, e com os Presidentes de Conferências Episcopais, cerca 500 pessoas. Presentes também o Patriarca Bartolomeu I e o Arcebispo anglicano, Willians.

No seu discurso aos Padres Conciliares e aos presidentes das Conferências Episcopais o Santo Padre afirmou que nos seus rostos via também os centenas de bispos que em todas as regiões da terra estão comprometidos no anúncio do Evangelho e no serviço à Igreja e ao homem, em obediência ao mandato recebido de Cristo.

São muitas as recordações que vêem à nossa mente – continuou o Papa – e que cada um tem bem guardado no coração daquele período tão vivaz, rico e fecundo que foi o Concílio. Gostaria de recordar de como uma palavra, lançada pelo Beato João XXIII quase de modo programático, retornava continuamente nos trabalhos conciliares: a palavra “atualização”.

Passados 50 anos da abertura daquele solene Encontro da Igreja alguém poderia se perguntar se aquela expressão, não teria sido, talvez no início, não muito feliz. Creio – disse Bento XVI –, que o Beato João XXIII queria com aquela palavra era exato e ainda o é hoje. O Cristianismo não deve ser considerado como “algo do passado”, nem deve ser vivido com o olhar perenemente dirigido “para trás”, porque Jesus Cristo é ontem, hoje e para sempre. O Cristianismo é marcado pela presença do Deus eterno, que entrou no tempo e está presente em todos os tempos, para que cada tempo surja do seu poder criador, do seu eterno “hoje”.

Por isso o Cristianismo é sempre novo, continuou o Santo Padre. Nós não o devemos jamais vê-lo como uma árvore plenamente desenvolvida como o grão de mostrada evangélico, que cresce, dá frutos e um dia envelhece e chega ao fim a sua energia vital. O Cristianismo é uma árvore em perene “aurora”, sempre jovem. E esta atualidade, esta “atualização” não significa ruptura com a tradição, mas exprime a contínua vitalidade; não significa reduzir a fé, abaixando-se aos modismos dos tempos, ao que nós gostamos, ao que a opinião pública gosta, mas é o contrário: exatamente como fizeram os Padres conciliares, devemos levar o “hoje” que vivemos à medida do evento cristão, devemos levar o “hoje” do nosso tempo no “hoje” de Deus.

O Concílio foi um tempo de graça no qual o Espírito Santo nos ensinou que a Igreja, no seu caminho na história, deve sempre falar ao homem contemporâneo, mas isso pode ocorrer somente através da força daqueles que têm raízes profundas em Deus, se deixam guiar por Ele e vivem com pureza a sua fé; não vem de quem se adapta ao momento que passa, de quem escolhe o caminho mais cômodo. 

O Papa concluiu afirmando que o Ano da fé que teve início nesta quinta-feira nos sugere o melhor modo para recordar e comemorar o Concílio: concentrar-se no coração da sua mensagem, que é a mensagem da fé em Cristo, único Salvador do mundo, proclamada ao homem do nosso tempo. (SP)

quarta-feira, 10 de outubro de 2012

Bento XVI: "Os Padres conciliares não podiam nem queriam criar uma Igreja nova, diversa. Não tinham o mandato nem o encargo para o fazer "

Conclio_Vaticano_II


O jornal da Santa Sé, L'Osservatore Romano, publicou uma edição especial por ocasião do 50° aniversário de abertura do Concílio Vaticano II.

A publicação, em 40 mil exemplares, é composta por narrativas intensas do período do concílio com detalhes de crônicas pouco conhecidas e fotografias raras. Abre essa edição o texto de Bento XVI que na época era jovem e participou como teólogo.

Segue na íntegra, o texto do Santo Padre.

Foi um dia maravilhoso aquele 11 de Outubro de 1962 quando, com a entrada solene de mais de dois mil Padres conciliares na Basílica de São Pedro em Roma, se abriu o Concílio Vaticano II. Em 1931, Pio XI colocara no dia 11 de Outubro a festa da Maternidade Divina de Maria, em recordação do facto que mil e quinhentos anos antes, em 431, o Concílio de Éfeso tinha solenemente reconhecido a Maria esse título, para expressar assim a união indissolúvel de Deus e do homem em Cristo. O Papa João XXIII fixara o início do Concílio para tal dia com o fim de confiar a grande assembleia eclesial, por ele convocada, à bondade materna de Maria e ancorar firmemente o trabalho do Concílio no mistério de Jesus Cristo. Foi impressionante ver entrar os bispos provenientes de todo o mundo, de todos os povos e raças: uma imagem da Igreja de Jesus Cristo que abraça todo o mundo, na qual os povos da terra se sentem unidos na sua paz.

Santa Missa na Forma Extraordinária na Festa de Nossa Senhora Aparecida em Fortaleza

sexta-feira, 5 de outubro de 2012

Bento XVI: A liturgia não pode ser idealizada ou modificada pela comunidade individual ou por especialistas, mas deve ser fiel às formas da Igreja



Catequese de Bento XVI na Audiência Geral de quarta- feira

CIDADE DO VATICANO, quarta-feira, 03 de outubro de 2012 (ZENIT.org) – Apresentamos as palavras de Bento XVI dirigidas aos fiéis e peregrinos reunidos na Praça de São Pedro para a tradicional Audiência Geral de quarta-feira.


Queridos irmãos e irmãs,

Na última catequese, comecei a falar de uma das fontes privilegiadas de oração cristã: a liturgia sagrada, que - como afirma o Catecismo da Igreja Católica - é "participação na oração de Cristo, dirigida ao Pai no Espírito Santo. Na liturgia, toda oração cristã encontra a sua fonte e o seu termo" (n. 1073). Hoje, eu gostaria que nos perguntássemos: na minha vida, eu reservo espaço suficiente para a oração e, acima de tudo, que lugar na minha relação com Deus ocupa a oração litúrgica, especialmente a Santa Missa, como participação na oração comum do Corpo de Cristo que é a Igreja?

Ao responder a esta questão devemos primeiramente lembrar que a oração é a relação viva dos filhos de Deus com seu Pai que é infinitamente bom, com seu Filho, Jesus Cristo, e com  o Espírito Santo (cf. ibid., 2565). Assim, a vida de oração é o hábito de estar na presença de Deus e ter consciência de viver a relação com Deus como se vive as relações habituais de nossas vidas, com os familiares mais queridos, com amigos de verdade; e de fato, a relação com o Senhor é a que ilumina a todos os nossos outros relacionamentos. Esta comunhão de vida com Deus, Uno e Trino, é possível porque, pelo Batismo fomos introduzidos em Cristo, passamos a ser um com Ele (cf. Rm 6:5).

De fato, somente em Cristo podemos dialogar com Deus Pai como filhos, caso contrário não é possível, mas em comunhão com o Filho também nos podemos dizer como Ele disse: "Abba". Em comunhão com Cristo, podemos conhecer a Deus como verdadeiro Pai (cf. Mt 11:27). Por isso, a oração cristã é olhar constantemente e de maneira sempre nova a Cristo, conversar com Ele, ficar em silêncio com Ele, ouvi-lo, agir e sofrer com Ele. O cristão descobre sua verdadeira identidade em Cristo, "primogênito de toda criatura», em quem todas as coisas (cf. Cl 1,15 ss). Identificando-se com Ele, sendo um com Ele, redescubro a minha identidade pessoal, a de verdadeiro filho que vê a Deus como um Pai cheio de amor.

Mas não esqueçamos: Cristo, nos o encontramos, o conhecemos como uma pessoa viva, na Igreja. É o "seu corpo". Esta corporeidade pode ser entendida a partir das palavras bíblicas sobre o homem e a mulher: os dois serão uma só carne (cf. Gn 2:24; Efésios 5,30 ss; 1 Cor 6,16 s.). O vínculo indissolúvel entre Cristo e a Igreja, através do poder unificador do amor, não anula o “você” e o “eu”, mas eleva-as a sua unidade mais profunda. Encontrar a própria identidade em Cristo significa alcançar uma comunhão com Ele, que não me anula, mas eleva-me a mais alta dignidade, àquela de filho de Deus em Cristo: “a história de amor entre Deus e o homem consiste no fato de que esta comunhão de vontade cresce em comunhão de pensamento e de sentimento e, assim, a nossa vontade e a vontade de Deus coincidem cada vez mais "(Encíclica Deus caritas est, 17). Rezar significa elevar-se à altura de Deus através de uma necessária e gradual transformação do nosso ser.

Assim, participando da liturgia, fazemos nossa a linguagem da mãe Igreja, aprendemos a falar nessa e através dessa. Claro que, como eu já disse, isso acontece gradualmente, pouco a pouco. Devo imergir progressivamente nas palavras da Igreja, com a minha oração, com a minha vida, com o meu sofrimento, com a minha alegria, com o meu pensamento. É um caminho que nos transforma.