terça-feira, 20 de outubro de 2009

Habla el Primado de la Traditional Anglican Communion


Publicamos la traducción de las declaraciones del Primado de la Traditional Anglican Communion (TAC), el grupo anglicano más significativo de cuantos han tenido acercamientos con la Santa Sede.

He pasado esta tarde hablando con obispos, sacerdotes y laicos de la “Traditional Anglican Communion” en Inglaterra, África, Australia, India, Canadá, los Estados Unidos y Sudamérica.

Estamos profundamente conmovidos por la generosidad del Santo Padre, el Papa Benedicto XVI. En esta Constitución apostólica, él ofrece los medios para que “ex-anglicanos entren en la plenitud de la comunión con la Iglesia Católica”. Espera que podamos “encontrar en esta estructura canónica la oportunidad de preservar aquellas tradiciones anglicanas preciadas para nosotros y consistentes con la fe católica”. Luego declara cálidamente: “estamos felices de que estos hombres y mujeres traigan con ellos sus contribuciones particulares a nuestra común vida de fe”.

Quiero primero declarar que éste es un acto de gran bondad de parte del Santo Padre. Él ha dedicado su pontificado a la causa de la unidad. Esto hace más que corresponder a los sueños que nos atrevimos a incluir en nuestra petición hace dos años. Esto hace más que corresponder a nuestras oraciones. En estos dos años, nos hemos hecho muy conscientes de las oraciones de nuestros amigos en la Iglesia Católica. Quizá sus oraciones se atrevieron a pedir más que las nuestras.

Mientras que aguardamos el texto completo de la Constitución Apostólica, nos conmueve también la naturaleza pastoral de la Nota publicada hoy por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Mis compañeros obispos han, de hecho, firmado el Catecismo de la Iglesia Católica y han hecho una declaración acerca del ministerio del Obispo de Roma, reflejando las palabras del Papa Juan Pablo II en su carta “Ut unum Sint”.

Otros grupos anglicanos han indicado a la Santa Sede un deseo similar, y una aceptación similar de la fe católica. Como el Cardenal Levada lo ha indicado, esta respuesta a los pedidos anglicanos tendrá un carácter global. Será cuestión ahora de que estos grupos forjen una cooperación cercana, incluso en donde trascienden las fronteras de la Comunión Anglicana.

Afortunadamente, la Declaración publicada por el Arzobispo de Canterbury refleja la comprensión que tiene de nosotros, que él no se interpone en nuestro camino, y que comprende las decisiones que hemos tomado. Tanto su reacción como nuestra petición son frutos de un siglo de oración por la unidad cristiana, una causa que muchas veces ha parecido vana. Ahora expresamos nuestra gratitud al Arzobispo Williams, y le aseguramos nuestras oraciones. La Sede de Agustín permanece como un centro de nuestra peregrinación, como lo fue en épocas de fe, en el pasado.

He hecho un compromiso con la Traditional Anglican Communion para que la respuesta a la Santa Sede sea tomada por cada uno de nuestros Sínodos Nacionales. Ellos ya han aprobado nuestro recorrido. Ahora la Santa Sede nos desafía a que busquemos en las estructuras específicas ahora disponibles la “unidad plena, visible, especialmente la comunión eucarística”, por la que hemos rezado mucho, y sobre la que hemos soñado mucho. Este proceso comenzará enseguida.

En el oficio anglicano de matutino, el gran himno de Acción de Gracias, el Te Deum, es parte del ordo diario. Es con sincero agradecimiento a Dios, el Señor y la Fuente de toda paz y unidad, que este himno está hoy en nuestros labios. Éste es un momento de gracia, quizá incluso un momento histórico, no porque es pasado queda deshecho, sino porque el pasado es transformado.

Arzobispo John Hepworth
Primado

Fuente: Rorate Caeli
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo