Eran cinco; ahora son diecisiete los cardenales anti-Kasper
E intervienen juntos en dos libros que, en proximidad del sínodo, están a punto de salir publicados. En primera fila Robert Sarah y los africanos
por Sandro Magister
ROMA, 31 de agosto de 2015 – El cardenal guineano Robert Sarah, prefecto de la congregación para el culto divino, está en estos días en Ratisbona para presentar la edición en lengua alemana de su libro "Dieu ou rien", publicado en Francia el pasado febrero y a punto de salir en otros nueve idiomas en todo el mundo visto el enorme interés que ha suscitado lo que en él hay escrito y quién lo ha escrito, tal como resaltó www.chiesa:
En Ratisbona, el libro será presentado por el cardenal Gerhard Müller, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, mientras que el prólogo a la edición alemana ha sido escrito por el arzobispo Georg Gänswein, prefecto de la casa pontificia y secretario personal de Benedicto XVI.
También el Papa emérito ha querido expresar al cardenal Sarah su apreciación del libro, escribiendo entre otras cosas:
"He leído 'Dio o niente' con gran provecho espiritual, alegría y gratitud. Su valiente respuesta a los problemas de la teoría de género pone en claro en un mundo obnubilado una cuestión antropológica fundamental".
De las casi cuatrocientas páginas del libro, sólo unas pocas se refieren al sínodo sobre la familia, pero han causado impresión por la claridad y la lucidez con las que se oponen a las corrientes de cambio de la doctrina y de la pastoral matrimonial, que tienen en el cardenal Walter Kasper a su exponente más destacado.
Sarah no era uno de los cinco cardenales -el primero de los cuales era Müller- que en la vigilia del pasado sínodo hicieron bloque contra los innovadores con un libro colectivo que causó gran sensación.
Pero ahora que la segunda y última sesión del sínodo está cercana, he aquí que saltan de nuevo al terreno de juego en defensa de la doctrina y de la pastoral tradicionales del matrimonio no cinco, sino once cardenales, también esta vez con un libro colectivo. Y entre ellos está Sarah.
Los otros diez, en orden alfabético, son:
- Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, Italia;
- Baselios Cleemis Thottunkal, arzobispo mayor de Trivandrum de la Iglesia siro-malankar, India;
- Josef Cordes, presidente emérito del pontificio consejo Cor Unum, Alemania;
- Dominik Duka, arzobispo de Praga, República Checa;
- Jacobus Eijk, arzobispo de Utrecht, Holanda;
- Joachim Meisner, arzobispo emérito de Colonia, Alemania;
- John Onaiyekan, arzobispo de Abuja, Nigeria;
- Antonio María Rouco Varela, arzobispo emérito de Madrid, España;
- Camillo Ruini, vicario emérito del Papa para la diócesis de Roma, Italia;
- Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas, Venezuela.
El libro lleva el título:
"Once cardenales hablan de matrimonio y familia. Ensayos sobre la pastoral".
http://www.ignatius.com/Products/ECSMF-P/eleven-cardinals-speak-on-marriage-and-the-family.aspx
Saldrá a septiembre en cinco idiomas: inglés (Ignatius Press), italiano (Cantagalli), francés (Artège), alemán (Herder) y español (Ediciones Cristiandad).
No se trata de una obra de compilación; los ensayos ven la luz por primera vez, con la única excepción del ensayo del cardenal Ruini, publicado hace un año en www.chiesa:
Para otros detalles y anticipaciones sobre los contenidos de este libro véase:
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Pero esto no es todo. Es inminente la salida de otro libro colectivo, cuya finalidad es también el sinodo y cuyos autores son todos africanos. Por ahora saldrá sólo en versión inglesa: en los Estados Unidos publicado por Ignatius Press y en Kenia por la Editorial Paulinas.
Este es el título:
También en este caso los autores son once, todos ellos obispos y arzobispos; entre ellos, siete cardenales, uno de los cuales es de nuevo Sarah, que firma el primero de los ensayos, del que reproducimos una parte más abajo.
El prólogo del libro ha sido escrito por el cardenal nigeriano Francis Arinze, predecesor de Sarah a la cabeza de la congregación para el culto divino. Este es el índice del libro:
PRIMERA PARTE
EL SÍNODO SOBRE LA FAMILIA. DE UNA SESIÓN A LA OTRA
Cardenal Robert Sarah, prefecto de la congregación para el culto divino:
"¿Cuál es el tipo de misericordia pastoral que debe responder a los nuevos desafíos de la familia? Un análisis de los Lineamenta".
Barthélemy Adoukonou, obispo secretario del pontificio consejo para la cultura:
"Empezar desde una fe viva. Una lectura africana del Instrumentum laboris".
SEGUNDA PARTE
EL EVANGELIO DE LA FAMILIA
Denis Amuzu-Dzakpah, arzobispo de Lomé, Togo:
"La importancia de la enseñanza reciente del magisterio sobre el matrimonio y la familia".
Cardenal Philippe Ouedraogo, arzobispo de Ouagadougou, Burkina Faso:
"La indisolubilidad del matrimonio y la fundación de la familia humana".
Cardenal Berhaneyesus D. Souraphiel, arzobispo de Addis Abeba, Etiopía:
"Cómo promover una verdadera comprensión del matrimonio y acompañar a las parejas casadas".
TERCERA PARTE
ATENCIÓN PASTORAL A LAS FAMILIAS EN DIFICULTAD
Cardenal Christian Tumi, arzobispo emérito de Douala, Camerún:
"El matrimonio en situaciones de dificultad o debilidad. Separaciones, divorcios, segundas nupcias".
Antoine Ganye, arzobispo de Cotonou, Benín:
"Monogamia y poligamia. Desafíos y preocupaciones por la verdad del amor en las culturas africanas".
Cardenal Théodore Adrien Sarr, arzobispo emérito de Dakar, Senegal:
"Los desafíos de los matrimonios mixtos e interreligiosos".
Samuel Kleda, arzobispo de Douala, Camerún:
"La atención pastoral de las familias heridas".
EPÍLOGO
UN LLAMAMIENTO DE LA IGLESIA AFRICANA A LOS ESTADOS
Cardenal Jean-Pierre Kutwa, arzobispo de Abidjan, Costa de Marfil:
"¿Por qué el Estado debe sostener a la familia?".
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Este libro deja claro que en el próximo sínodo el bloque de los obispos africanos será un protagonista seguro; además, será un muro de contención sólido frente a las propuestas de cambio en materia de divorcio y de uniones homosexuales. Algo que ya se vio claramente el pasado mes de junio en el simposium de Accra, en el que participaron los presidentes de las conferencias episcopales del continente:
En susodicho pasaje del cardenal Sarah, publicado más abajo, hay breves referencias, pero muy críticas, al lenguaje y a los contenidos de los "Lineamenta", es decir, el documento oficial que surgió tras la primera sesión del sínodo y que es la base para una ulterior discusión.
Pero quien lea en el libro todo el ensayo verá que no se trata sólo de referencias alusivas, porque justo antes del pasaje que reproducimos en este artículo, el cardenal Sarah dedica precisamente varias páginas a un análisis crítico punto por punto de los "Lineamenta", con subtítulos e inicios de este tipo:
- "UN PUNTO QUE DEJA PERPLEJOS"
"En el párrafo 14, el documento parece insinuar que insistir en la indisolubilidad del matrimonio sería lo mismo que imponer un yugo a las personas y da la impresión de considerar válido el modelo mosaico desde el momento, dice, que es el mismo Jesús quien hace referencia al mismo. ¿Deberíamos, por consiguiente, volver a la época de la 'dureza del corazón' de los tiempos anteriores al Evangelio?…".
- "PUNTOS INACEPTABLES, ESCANDALOSOS"
"De lo que deja perplejos se pasa a lo que es inaceptable. Como en el párrafo 27, donde el documento defiende las convivencias como un camino que hay que seguir. […] En muchas regiones de África, donde las costumbres prescriben un 'matrimonio tradicional indisoluble' -que es por lo tanto más estable que un matrimonio civil-, la Iglesia local no tiene autorización alguna para utilizar un lenguaje similar. Y si lo hiciera, no sólo arruinaría su ministerio pastoral en favor de las familias, sino que estaría en contradicción con el Evangelio y escandalizaría a los paganos…".
- "LOS RESULTADOS DE LA CONFUSIÓN: APARTANDO A DIOS Y A LA DOCTRINA SE CREA UNA GRAN CONFUSIÓN PASTORAL"
"Es asombroso que el mismo documento que afirma con claridad en el párrafo 5 que hay una 'crisis de fe que ha afectado a muchos católicos y que a menudo está en el origen de la crisis del matrimonio y de la familia', no saque ninguna conclusión de este hecho. ¿Por qué no dice que el primer desafío que hay que afrontar es la crisis de fe? ¿Por qué propone, en el párrafo 33, desde una perspectiva particularmente desconcertante, que hay que renovar el modo de hablar de la Iglesia sobre situaciones que son objetivamente contrarias al Evangelio como si se tratara simplemente de una cuestión de 'palabras' o de 'lenguaje'?…".
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He aquí a continuación el pasaje del ensayo del cardenal Sarah.
La "parresía", es decir, la franqueza tan invocada por el Papa Francisco para la discusión sinodal tiene ciertamente en él un campeón de primer nivel.
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¿QUÉ TIPO DE MISERICORDIA PASTORAL?
por Robert Sarah
Los "Lineamenta" indican que en el contexto eclesial mucho más amplio descrito por la "Evangelii gaudium” el nuevo recorrido marcado por el sínodo extraordinario tiene como punto de partida las ”periferias existenciales", las cuales requieren un enfoque pastoral caracterizado por una "cultura del encuentro capaz de reconocer la obra libre del Señor también fuera de nuestros esquemas habituales y asumir, sin reparos, esa condición de 'hospital de campaña' que tanto ayuda al anuncio de la misericordia de Dios" (introducción a las preguntas después de la “Relatio synodi", primera parte).
La pregunta que hay que plantearse, entonces, es la siguiente: ¿cuáles son estas periferias de la vida en el nuevo contexto socio-cultural que tenemos hoy ante nosotros?
El impacto de la globalización en las culturas humanas ha sido tan destructivo que no sólo las instituciones sociales tradicionales, sino también los valores que las sostienen han sido sacudidos desde sus cimientos. A través del poder político y legislativo (con, por ejemplo, las nuevas leyes que deconstruyen la familia y el matrimonio y especulan sobre la vida humana), del poder financiero (con fondos para el desarrollo condicionados a la adopción de documentos "anti-familia" y "anti-vida") y especialmente del poder de los medios de comunicación, una ideología relativista se está difundiendo en todas nuestras sociedades contemporáneas.
Si nos fiamos del presidente del consejo de las conferencias episcopales europeas, en los países del hemisferio septentrional “la convivencia de hecho es ya la norma", dato confirmado por los estudios sociológicos. Vivir en una familia cristiana, según los valores del Evangelio, se ha convertido en una situación marginal respecto a la mayoría. Las familias cristianas, en este contexto, son ahora una minoría no sólo numéricamente, sino también sociológicamente. Sufren discriminaciones silenciosas, pero oprimentes e implacables. Todo está contra ellas: los valores dominantes, la presión mediática y cultural, los vínculos financieros, la legislación vigente, etc . Y la propia Iglesia, a través de documentos como los "Lineamenta", parece que también las estén llevando hacía esa situación.
Si los "Lineamenta" están expresados en el lenguaje que vemos, ¿qué tipo de Iglesia se ocupará de este "pequeño resto"? ¿Quién hará oír la voz misericordiosa del Buen Pastor diciendo repetidamente: "No temas, pequeño grey" (Lc 12, 32)?
¿No hemos encontrado aquí tal vez la verdadera "periferia" de nuestra aldea mundial postmoderna? Esperemos que el próximo sínodo no expulse de la "gruta de Belén" (la Iglesia) a la pequeña familia cristiana que ha encontrado espacio en las fondas de la "Ciudad del rey David" (nuestro mundo globalizado). Las hermosas familias cristianas que están viviendo heroicamente los exigentes valores del Evangelio son hoy las verdaderas periferias de nuestro mundo y de nuestras sociedades, que transcurren la vida como si Dios no existiera.
Además de este "pequeño resto", hay una segunda categoría que pide en voz alta más atención pastoral. Son las víctimas del sistema postmoderno, que no se dan por vencidas. No se sienten en casa en este mundo sin Dios. Llevan consigo la nostalgia por el calor de la "familia cristiana", pero sienten que no tienen la fuerza necesaria para volver a ese modo de vida radicalmente evangélico.
A estas personas les parece que nosotros presentamos hoy una Iglesia rígida, una madre que ya no les entiende y les cierra la puerta en las narices, mientras que otros intentan convencerles de que son juzgados y condenados precisamente por las mismas personas que deberían acogerles y preocuparse por ellos. En lugar de ayudarles a descubrir el horror del pecado y a que pidan ser liberados de él, les ofrecen, sin tener ningún derecho a hacerlo, un tipo de “misericordia” que no tiene otro efecto que dejar que se hundan aún más profundamente en el mal.
Pero estos hermanos y hermanas que han sido realmente heridos por la vida no se dejan engañar. Tienen sed de verdad en sus vidas, no de conmiseración o palabras melifluas. Saben muy bien que son víctimas del sistema globalizado cuyo fin es debilitar y destruir a la Iglesia. No están entre quienes dan voz a las ideologías relativistas que deterioran los cimientos de la doctrina cristiana y anulan la Cruz de Cristo.
Se ven a sí mismos como el pecador del que habla San Agustín que, aunque no se asemeja a Dios por haber perdido la impecabilidad, desea por lo menos parecerse a Él en el horror que siente por el pecado. Este, de hecho, es el motivo por el cual no quieren que nadie les impida gritar al cielo: "¿Quién nos dará la salvación?”, "Jesús, hijo de David, ¡ten piedad de mí!" , prometiéndoles en cambio algo que Cristo no ha prometido nunca que daría.
Dios nunca ha cerrado su corazón a estos hermanos y hermanas y tampoco la Iglesia, su sierva, puede hacerlo. Pero, ¿cómo puede asumir la Iglesia un enfoque pastoral de misericordia hacia ellos? Evitando vendar con la comunión sacramental una herida que no ha sido tratada por el sacramento de la reconciliación debidamente recibido.
Si su enfoque pastoral no debe ser la condena, que maltrata a la persona dañada por un herida sangrante, sino más bien la presencia compasiva, entonces la Iglesia no puede hacer creer que ignora la existencia real de las devastaciones causadas por la herida; debe, en cambio, aplicar el bálsamo de su corazón, para que así esta herida pueda ser tratada y vendada en vista de la verdadera sanación.
Esta especie de presencia respetuosa, con el renovado modo de ver las cosas que viene de Dios, nunca llamará "bueno" a algo que es malo o "malo" a algo que es bueno, como recuerda el ritual para la ordenación de los obispos. Se trata de una pastoral de esperanza y de espera, como el padre misericordioso espera al hijo prodigo. Como el Buen Pastor, la Iglesia deberá buscar a los hijos que están lejos, deberá cargarlos sobre sus espaldas, abrazarlos y no volver a lanzarlos sobre las espinas que laceraron sus vidas. Este es el significado de la misericordia pastoral.
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El documento surgido tras la primera sesión del sínodo sobre la familia:
Y las líneas de trabajo para la segunda sesión:
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