Absoluta fidelidad al Magisterio de la Iglesia
En un comunicado publicado ayer en la web de la Conferencia Episcopal de Polonia, los obispos de la nación que dio al mundo a San Juan Pablo II, Papa, han dado a conocer cuál es su postura ante el próximo sínodo sobre la familia que tendrá lugar en Roma en el mes de octubre. Como en anteriores ocasiones, se muestran absolutamente fieles al magisterio de la Iglesia.
En el primero aseguran que la enseñanza de los papas y los obispos basada en la Escritura y la Tradición muesta que el matrimonio y la familia representan valores esenciales para la humanidad. Y recuerdan la relación entre la unión matrimonial con la que Cristo mantiene con su Iglesia.
En el segundo punto, los prelados polacos constatan que en su país hay multitud de familias sanas que cuidan de su vocación tanto en situaciones buenas como malas, y agradecen a los sacerdotes el cuidado pastoral que les ofrecen.
En el tercer punto, los obispos recuerdan las palabras de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio y que no hay autoridad humana que esté por encima de la ley divina. "En la Iglesia Católica no hay divorcio ni proceso que conduzca al divorcio", aseveran, y añaden: "solo hay un proceso que aclara individualmente si hubo matrimonio o no. Todos deberían tener cuidado con la mentalidad divorcista".
En el cuarto punto, los pastores de la Iglesia en Polonia ponen su atención en los matrimonios que todavía no han podido tener hijos. Tras asegurarles la atención pastoral, recuerdan -citando al papa Francisco- que no está permitido para un católico acceder a la fecundación artificial. Igualmente muestran su cercanía con los matrimonios que han perdido un hijo por un aborto natural e indican que el hijo no nacido fallecido en el seno materno debe recibir sepultura cristiana.
En el quinto punto los obispos alaban a los matrimonios que, de forma prudente y generosa, han optado por tener muchos hijos. La gratitud se extiende a los que han decidido adoptar.
En el sexto punto, la Iglesia en Polonia pone énfasis en la necesidad de atender de todas las maneras posibles a las familias que están en una situación de pobreza y muy especialmente a las que han tenido que dividirse por causa de la emigración. Los obispos piden sensibilizar a los jóvenes en esa tarea.
El séptimo punto está dedicado a las personas que viven solas, tanto por decisión personal como por circunstancias no deseadas que ocurren en la vida. Los obispos piden para ellas una adecuada atención pastoral e incluso ver la forma de involucrarlas en el servicio a las familias más necesitas.
El octavo punto empieza afirmando que el 90% de los jóvenes polacos ven el matrimonio y la familia como el método ideal para alcanzar la felicidad, pero al mismo tiempo constatan el aumento de las uniones civiles, no matrimoniales. Es necesario, afirman, una revalorización del matrimonio y una mejor preparación en el periodo catequético previo a la recepción del sacramento.
El noveno y último punto está dedicado a recordar la doctrina católica ante la polémica sobre dar la comunión a los divorciados vueltos a casar. Los obispos polacos citan palabras recientes del papa Francisco asegurando que la Eucaristía «no es una oración privada o una bonita experiencia espiritual», ya que «Nutrirnos de ese `Pan de vida´ significa entrar en sintonía con el corazón de Cristo, asimilar sus elecciones, sus pensamientos, sus comportamientos». En ese sentido, los pastores advierten que no se puede cambiar la doctrina que indica que es necesario estar en estado de gracia para poder comulgar.
«La familia», concluye el comunicado de la Conferencia Episcopal de Polonia, «es obra y propiedad de Dios. Es por eso que nos preparamos para el próximo Sínodo con fe, esperanza y caridad».