-¿Qué opina de la famosa excomunión de los lefebvristas?
-Es un tema muy espinoso. Yo tengo conocidos, no de segunda, sino de primerísima mano, que dicen que este obispo Williamson expresó esa opinión siguiendo una teoría inglesa que dice eso que dijo Williamson hace un año, en algo que quedó archivado, por decirlo así. Ahora, el papa Benedicto XVI ha hecho lo posible para que no haya un cisma. Entonces, cuatro obispos pertenecientes a esta asociación que se llama Pío X firmaron lo que era necesario firmar: el reconocimiento del Concilio Vaticano II y del rito de la misa, porque ellos solamente querían la misa del rito tridentino o el de Juan XXIII, que después la reformó un poquito, y decían que la misa como la celebramos ahora era herética, que el papa no era el papa, que los papas se habían acabado con Pío XII y todas esas cosas. Entonces, estos obispos reconocieron que todas estas posiciones estaban mal.
-¿Y eso ya lo firmaron?
-Sí, ellos firmaron y fueron reconocidos de nuevo como obispos y el Papa les levantó la excomunión. Cuando esto sucedió, desenterraron algo del obispo Williamson, que había opinado malamente hace un año y, como dicen en la Argentina, con mala leche, lo unieron con la excomunión y dijeron que Benedicto XVI la había levantado, aunque estos fueran en contra de los israelíes y no reconocieran la shoá (Holocausto). Estos fueron los hechos. Por eso, yo digo que hay que redimensionar: una cosa es que el obispo Williamson haya dicho una tontería, la dijo, ya, hace un año.
-Al parecer, la dijo muchas veces, ya que en Canadá estuvo a punto de ser procesado en 1989?
-Pero otra cosa es que por eso el Papa les haya levantado la excomunión; es como que lo ligan. Pero el Papa levanta la excomunión porque reconocen puntos básicos que obstaculizaban la comunión católica. Ahora, una persona, cualquiera de nosotros, puede decir una tontería, sí, ¿y ya por eso lo van a excomulgar? En la Iglesia sabemos que existe el pecado y decir una tontería es un pecado, pero no todos los pecados llevan a la excomunión, sino sólo los pecados más graves. Antiguamente, eran las tres aes: apostasía, asesinato y adulterio. Ahora, el Código de Derecho Canónico dice exactamente cuáles son los pecados que llevan a la excomunión, por ejemplo, el aborto consciente, y hay otros, pero son pocos. ¿Decir una tontería es un pecado? Sí, si se hace con conciencia y maldad. Pero no por eso una persona va a ser excomulgada. ¿Y por eso el Papa va a estar de acuerdo? El Papa no está de acuerdo y lo ha dicho muchisimas veces. El Papa ha reconocido la shoá. Otra cosa es que lamentemos esas destrucciones terribles que están haciendo en la Franja de Gaza, y lamentemos también que Hamas esté mandando misiles, asesinando a gente inocente. Es una situación tremenda.
-Volviendo al tema de Williamson, ¿qué pasó en la maquinaria vaticana, una de las mejores del mundo, para que hubiera semejante error? En el comunicado de la Secretaría de Estado, se dice que el Papa ignoraba las posiciones de Williamson sobre el Holocausto?
-Sí.
-Pero entonces hay algo que no funciona en la Curia o en el entorno del Papa?
-Bueno, es que nosotros no tenemos el FBI. [Risas.]
-Pero si uno va a Internet, en Google se encuentra enseguida la información sobre los antecedentes de Williamson?
-Bueno, pero le repito que una persona queda fuera de la Iglesia Católica cuando desconoce esencialmente los puntos básicos de la Iglesia Católica, no porque cometa un pecado. Un adúltero, por ejemplo, no queda fuera de la Iglesia. Un divorciado vuelto a casar no queda fuera de la Iglesia Católica, y así sucesivamente. Son pecados muy especiales, pocos, por los cuales alguien queda fuera de la Iglesia Católica.
-Pero ¿entiende la indignación de la comunidad judía?
-Sí, ¡cómo no! Recuerde que el campo de Auschwitz fue una aniquilación enorme de todos los que no fueran de la raza aria. Estuvieron muchísimos judíos, pero también católicos -ahí está el padre Maximiliano Kolbe-; estuvieron muchos gitanos, muchos latinos. Claro, era una especial animadversión contra los judíos, pero no sólo eso.
Fuente: La Nación