Hace tres años entraba en vigor el Motu Proprio Summorum Pontificum del Papa. A Benedicto XVI le llovieron críticas de que si quería volver a “antes del concilio”. La respuesta llega tres años después: Puede haber 2 formas del Rito Romano.
A muchos les ha preocupado este retorno de la “Misa en Latín”, pero el caso es que miro tres años atrás y la cosa ha mejorado bastante: se celebra en algunas parroquias, o conventos. Por desgracia, no en todas las diócesis, pero cada vez más se ve como algo que no es marginal, o casi clandestino, sino que si no promueve (ejem, Málaga...), al menos se deja actuar a los párrocos con la prerrogativa que da el texto. O al menos así debería ser. Quizás las diócesis españolas no lo promuevan activamente, pero ahí donde los fieles sí tienen un conocimiento amplio del Motu Proprio, como Francia, EEUU, o incluso Italia, de acuerdo a las encuestas de Paix Liturgique, los datos son ilusionantes.
Por eso, cuando me dicen “en España casi no han celebrado obispos” no me agobio. Cierto es que sería un espaldarazo importante al Motu Proprio. Más de un obispo piensa (y dice) “No es lo más importante”. Estoy de acuerdo: ellos tienen un país en el que los católicos cada vez van menos a Misa, y un gobierno manifiestamente anticristiano en La Moncloa. El Motu Proprio nos apela a nosotros los fieles, y nos dice “si quieres algo, pídelo”. Evidentemente, lo ideal sería que ningún párroco pusiese pegas. Lo ideal sería que ningún vicario diese instrucciones para oponerse (como ha ocurrido en España, y no voy a dar nombres). Lo ideal sería que un obispo, cuando le van a ver, porque no queda más remedio ante los “piquetes diocesanos”, provea, como pastor de una diócesis, a lo que sus ovejas, pocas pero fieles, le piden.
Muchos obispos en España así lo han entendido. Y eso les honra. Hasta donde el Papa les pide, han cumplido su deber. Celebrarla ya es harina de otro costal. “De nota”, si quieren ustedes.
Hace poco, una web que no deja indiferente, dejaba claro el papel importante de los fieles en esta materia. Yo creo que, hasta donde Dios me da a entender, sin fieles estas iniciativas no perdurarán. En el momento en que nos hemos juntado dos o tres, ya hay un germen, y espero que los párrocos y superiores de iglesias tengan la visión de ver lo que hay detrás de esos fieles: un deseo de utilizar esta forma más que digna del rito para su adoración. Iglesias, gracias a Dios, no nos faltan. Sepamos pues acoger a nuestras ovejas, que solo quieren este tipo de Misas para una cosa: la Mayor Gloria de Dios.
+Pax et Bonum+
Miguel Vinuesa.
Fuente: Quis ut Deus